Se trata de la primera vez en cinco años que Taiwán aplica la pena de muerte, hecho que fue cuestionado por oenegés de derechos humanos.
Taiwán llevó a cabo su primera ejecución de un reo en casi cinco años, una medida denunciada por oenegés como un "enorme revés" a los derechos humanos en esta isla que se congratula de su modelo democrático.
El ejecutado por fusilamiento fue Huang Lin-kai, un hombre de 32 años declarado culpable de estrangular mortalmente a su exnovia y la madre de esta en 2017.
"Los crímenes en los que Huang estaba implicado eran crueles y desalmados", señaló el Ministerio de Justicia tras su ejecución el jueves por la noche.
Taiwán evolucionó de una dictadura a una de las democracias más progresistas de Asia, pero las encuestas revelan un apoyo mayoritario de la población a la pena capital.
Desde 2010, cuando terminó una moratoria en estas penas, se han llevado a cabo 36 ejecuciones, la mayoría bajo el poder del partido de centroderecha Kuomintang, ahora en la oposición.
Esta es la primera bajo la presidencia de Lai Ching-te, del Partido Progresista Democrático, que asumió el cargo en mayo de 2024.
El Tribunal Constitucional decretó en septiembre que la pena capital debía estar "limitada a circunstancias especiales y excepcionales".
Críticas a la pena de muerte
La directora para Taiwán de Amnistía Internacional, E-Ling Chiu, dijo que la ejecución del jueves fue "un evento cruel e impactante" que representa "un enorme revés para los derechos humanos".
La Unión Europea expresó su rechazo a la pena de muerte "en todas las circunstancias" y reclamó a Taipéi "una moratoria de facto".
En cambio, el opositor Kuomintang reclamó al gobierno aplicar las sentencias de 36 presos en el corredor de la muerte cuyos procesos judiciales ya culminaron.