"No es que se hable mejor o peor, simplemente es que tenemos distintas maneras de hacerlo", recalcó el director de la Academia Chilena de la Lengua.
Los académicos chilenos de la Lengua Alfredo Matus y Darío Rojas, que participaron este fin de semana en un coloquio celebrado en el marco del Festival Puerto Ideas 2015, coincidieron en que es un mito que el mejor español sea el europeo.
"Eso es un auténtico prejuicio, un espejismo. No es que se hable mejor o peor, simplemente es que tenemos distintas maneras de hacerlo", recalcó el director de la Academia Chilena de la Lengua, durante el debate "¿Por qué hablamos tan mal los chilenos? Mitos es historia de la lengua española en nuestro país".
Matus recordó la explicación que dio el escritor Jorge Luis Borges una vez que le preguntaron si consideraba que los españoles hablaban mejor que los argentinos: "No, lo que pasa es que ellos hablan más fuerte que nosotros y además lo hacen con la seguridad de quién no conoce la duda".
"La lengua es historia. Hay razones históricas que explican el hecho de que existan distintas formas de hablar una misma lengua y por qué hay una distancia entre la pronunciación de los chilenos y la lengua escrita", señaló Matus.
"La única autoridad en materia de lengua es la lengua misma", subrayó.
Jerga chilena
En Chile se dice guagua (bebé), cachai (entiendes), guata (barriga), poh (pues) o carrete (fiesta), se vosea -¿Cómo estái? ¿Qué querí?- no se pronuncia la 's' al final de las palabras y se usa un tono agudo al hablar.
Pero esas notorias diferencias respecto de la norma estándar no son motivo para considerar que los habitantes del país austral hablan mejor o peor que otros países latinoamericanos, según este profesor de la Universidad de Chile.
"Hablar bien o hablar mal depende del contexto. Decir queri o veni no corresponde al nivel culto formal y por eso resulta inapropiado en un determinado contexto", señaló.
"El diccionario no es un código civil, simplemente registra el uso que se hace de las palabras", puntualizó Rojas, en tanto que para Matus, "una sociedad que se pretenda culta no puede aceptar que no haya diccionarios en las casas".
En opinión de Darío Rojas, hablar sobre una supuesta pobreza léxica de los chilenos "es una afirmación sin base científica, porque no hay estudios estadísticos".
EFE
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