Siete décadas después de la fundación de la República Popular China, el país exhibe un rostro muy diferente de cuando el Partido Comunista llegó al poder el 1 de octubre de 1949 bajo el liderazgo de Mao Tse Tung.
El Partido Comunista Chino ha desafiado las probabilidades y se ha mantenido con firmeza en el poder durante 70 años, adaptándose a un mundo cambiante y sobreviviendo a sus camaradas de la Unión Soviética.
A pocos días de la celebración el martes 1º de octubre de un nuevo aniversario del nacimiento de la República Popular de China en 1949, esta es la evolución del partido a través del tiempo:
Décadas turbulentas
Durante casi tres décadas, China tuvo su propio estilo de gobierno: el maoísmo. Bajo el régimen del fundador de la República Popular China Mao Tse Tung, el Estado tomó control de las industrias y se colectivizaron los establecimientos agrícolas y granjas.
El Gran Salto Adelante de 1958 -una masiva reorganización laboral para impulsar la producción agrícola e industrial- terminó con la muerte de hambre de decenas de millones de personas.
Mao lanzó en 1966 la Revolución Cultural, un movimiento que demolió a sus rivales políticos y que también terminó en desastre, a raíz de los excesos perpetrados por los Guardias Rojos en todo el país.
Apertura
Dos años después de la muerte de Mao, el Partido Comunista abandona el maoísmo y pone en marcha en 1978 su política de "apertura y reforma" bajo el liderazgo de Deng Xiaoping. La economía crece tras una serie de medidas promercado que permiten las inversiones extranjeras y el capital privado.
El partido tuvo un "cierto pragmatismo para reconocer que la superviviencia del régimen depende del desempeño económico, y éste requiere una interacción con la economía mundial", afirma Sam Crane, profesor especializado en política china en el Williams College de Estados Unidos.
Millones de personas salieron de la pobreza y el país alberga hoy en día cientos de multimillonarios y gigantescas compañías de internet como Alibaba y Tencent.
Estricto control
Bajo este "socialismo con características chinas", pueden verse Ferraris en calles de las grandes ciudades y los más pudientes compran en tiendas de lujo como Gucci. Pero una cosa no ha cambiado: el Partido Comunista mantiene con firmeza las riendas de la economía.
El presidente chino Xi Jinping dejó claro el lunes en una exposición sobre el 70 aniversario que los históricos logros del país "demuestran por completo que solo el Partido Comunista puede liderar a China", según la agencia oficial Xinhua.
"Células" del partido están presentes en las compañías privadas y las firmas en manos del Estado permanecen como actores principales en la economía. Incluso el multimillonario fundador de Alibaba, Jack Ma, se encuentra entre los 90,6 millones de miembros del partido.
¿Qué ocurriría si Karl Marx viajase a través del tiempo para ver la China de hoy?
"Si Marx volviese creo que diría que esto no es 'socialista'. Esto quiere decir que China no se está moviendo en la dirección histórica del 'comunismo', sino que se ha establecido como un 'capitalismo de Estado' más bien rígido con fuertes elementos autoritarios", explica Crane.
El "pensamiento de Mao y Xi
Otra diferencia capital con la época de Mao en los años siguientes a su muerte fue el final del poder unipersonal. Deng apoyó un sistema de liderazgo "colectivo" y una sucesión organizada tras su muerte en 1997. Jiang Zemin fue presidente durante dos mandatos de cinco años, y su sucesor Hu Jintao cumplió con la nueva tradición.
Pero Xi ha vuelto a los viejos tiempos para convertirse en el líder más poderoso desde Mao. Como Mao, Xi se ha beneficiado del culto a la personalidad diseñado por los medios estatales.
El fundador del país tuvo el "Pensamiento Mao Tse Tung". El actual líder ha consagrado en el Constitución el "Pensamiento Xi Jinping sobre el Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era". Mao tuvo su "Pequeño Libro Rojo". Xi tiene su versión del siglo XXI, una aplicación llamada "Estudia a Xi", con sus enseñanzas.
Xi ha supervisado la mano dura contra la corrupción que ha castigado a más de 1,5 millones de responsables del partido, una medida popular entre los ciudadanos comunes pero observada por los analistas como una posibilidad de purgar rivales. Podría incluso perpetuarse en el poder si se remueven los límites al mandato presidencial.
Partido de mano dura
La apertura de la economía no se ha visto acompañada de reformas políticas. China tiene otro aniversario este año, uno que el partido se aseguró de que no se conmemorase: el 30 aniversario de la brutal represión de la protesta prodemocracia en la plaza Tiananmen.
El gobierno ha cerrado incluso el cerco sobre la sociedad bajo el mandato de Xi, deteniendo a activistas, aumentado la censura en internet y negándose a liberar al disidente y premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo cuando se estaba muriendo de cáncer.
Los opositores temen que las autoridades utilicen el desarrollo tecnológico de China, como el reconocimiento facial, para vigilar más a sus ciudadanos. En la región de Xinjiang, en el noroeste, la mayoría de la etnia uigur ha padecido en carne propia el alto costo de estar enfrentado con el gobierno. Los defensores de los derechos humanos sospechan que el gobierno chino ha internado en campamentos de "reeducación" a un millón de personas principalmente de esa minoría y de la kazaja. (AFP)
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