En las calles de la capital china no hubo ni rastro de pólvora, ante la atenta vigilancia de policías en las calles.
Pekín entró este viernes en el Año Nuevo chino de manera inusual, sin fuegos artificiales ni petardos, los cuales fueron prohibidos el año pasado para evitar niveles altos de contaminación en la capital de China, aunque a las afueras pueden ser usados durante todo el año.
En las calles de la capital no ha habido ni rastro de pólvora, un escenario muy diferente a la de otros años, donde desde medianoche hasta primeras horas de la mañana se disparaban fuegos artificiales para ahuyentar a los malos espíritus. Un gran número de policías han vigilado sin descanso las calles para garantizar la seguridad y el respeto de esta nueva normativa durante el Año Nuevo, esta vez bajo el influjo del perro según el horóscopo chino.
Los esfuerzos de las autoridades para frenar la contaminación han llevado a la prohibición de los fuegos artificiales en 444 ciudades de China desde el año pasado, entre ellas la vecina Tianjin, Hefei o Changsha. Aunque son todo un símbolo nacional, no es la primera vez que Pekín prohíbe los fuegos artificiales, que fueron inventados por los chinos.
Prohibiciones dentro de la tradición
En 1993 las autoridades de Pekín prohibieron el uso de fuegos artificiales en el núcleo urbano, alarmado por los numerosos incendios y heridos que causan cada año estos artefactos en el país, aunque volvieron a permitirlos en 2005. Otras ciudades chinas emitieron prohibiciones similares en los años 80 y 90, pero tuvieron que abolirlas debido a la presión popular.
Hace siglos estos artefactos fueron usados por los soldados chinos como arma o método de comunicación, pero actualmente son explosionados en las fiestas con la creencia tradicional de que su fuerte ruido asusta a los demonios. Con la entrada en el Año Nuevo arrancó el Festival de Primavera, la mayor festividad tradicional, durante la que se produce un éxodo masivo de cientos de millones de personas a sus pueblos natales para reunirse con sus familiares. EFE
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