Líderes del grupo guerrillero pidieron perdón a los familiares de 35 personas asesinadas por ellos hace 22 años en 'La Chinita', una barriada del noroeste colombiano.
Con llantos y abrazos entre víctimas y victimarios, se vivió el último viernes en La Chinita, una empobrecida barriada del noroeste de Colombia, el pedido de perdón de la guerrilla FARC por la masacre que hace 22 años dejó allí 35 muertos.
Luego de firmar un acuerdo de paz el pasado lunes con el gobierno de Juan Manuel Santos, líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) acudieron a este barrio en las afueras de la ciudad de Apartadó, a pedir perdón por la "atrocidad" que reconocen se cometió en ese lugar.
Vestidos de blanco. La jornada comenzó con una marcha por las calles de La Chinita, que se tiñeron de blanco al paso de niños, mujeres y hombres, familiares de los fallecidos, quienes recordaron a los suyos con camisetas que en el pecho llevaban los nombres de sus seres queridos y en la espalda la frase "Las víctimas sí perdonamos".
Portando flores blancas, recordaron a los muertos aquel 23 de enero de 1994, cuando una fiesta organizada para recaudar fondos para útiles escolares se convirtió en una cruenta masacre, en la que muchos de los fallecidos fueron acribillados por guerrilleros frente a sus familiares.
Perdonando a los rebeldes. Una representación teatral, titulada "Los sueños pueden más que los recuerdos", sirvió a las víctimas para dejar clara su voluntad de seguir adelante y perdonar a los rebeldes.
"Si lo que están pidiendo está en su corazón, si está en su corazón, bienvenido sea", dijo Dylgna Gutiérrez, hija de la organizadora de aquella fiesta que terminó en masacre y quien aseguró que después de lo ocurrido no encontraron "cómo sacar tanta sangre de la casa" y tuvieron que irse de allí. "El olor a sangre no nos dejaba", recordó.
Testimonios. El momento más conmovedor del acto fue cuando tomó la palabra Diana Hurtado, hija de Fausto Hurtado Córdoba, para leer en público, con la voz ahogada por el llanto, una carta escrita a su padre, una de las víctimas de aquella matanza.
"Querido padre: Me acosté en la noche y al día siguiente no estabas; por mucho tiempo me mantuve en la puerta de la casa, cada atardecer esperando, me faltaban tus abrazos y tus caricias despidiéndome al dormir. Todo quedó en silencio papá", leyó la joven, que tuvo que interrumpir varias veces la lectura embargada por la emoción.
Otro joven, Heiler Mosquera, cuyo hermano fue uno de los 17 heridos y fue asesinado después, relató que para las víctimas "no es fácil olvidar lo que ocurrió esa noche, no es fácil olvidar toda la barbarie que cometieron las FARC en toda la región de Urabá".
Al final, después de una sucesión de relatos de padres, hijos y hermanos, todos igual de conmovedores, las víctimas, que habían llegado en una caminata iniciada en La Chinita, expresaron su perdón a las FARC con la convicción de que, como dijo una de ellas, "los sueños pueden más que los recuerdos". EFE
"Aquí estamos para responder". El momento cumbre del día fue cuando el jefe negociador de paz de las FARC, Iván Márquez, abrazó e intentó reconfortar a algunos familiares. También estuvo presente en el acto Pastor Alape, otro líder guerrillero.
"Hemos venido a La Chinita, 22 años después de aquel triste 23 de enero, con el corazón compungido, a pedirles perdón con humildad por todo el dolor que hayamos podido ocasionar", dijo Márquez en su discurso.
"Jamás debió ocurrir lo sucedido en esa noche de alegría y de verbena popular. Nunca el mando de las FARC ordenó tal atrocidad pero aquí estamos para responder", dijo el guerrillero que estuvo casi cuatro años negociando la paz con el gobierno en Cuba.
Reparación de víctimas. El acuerdo alcanzado, que deberá ser ratificado el domingo en las urnas para entrar en vigencia, hace énfasis en la reparación a las víctimas y en la confesión por parte de los guerrilleros sobre los delitos que cometieron.
"Si no le damos un espacio a las víctimas para que sean reconocidas como lo que son: como ciudadanos que vieron sus derechos vulnerados, si no hacemos eso lo que vamos a dejar es un gran resentimiento", dijo a su vez el Alto Comisionado para la Paz del gobierno, Sergio Jaramillo.
Según Ciro Abadía, presidente de la Asociación de Víctimas de Antioquia (Asovima), lo de La Chinita fue "una masacre anunciada", pues ocurrió en una época en que las FARC perseguían por "traidores" a miembros del desmovilizado Ejército Popular de Liberación (EPL), que había firmado la paz en 1991. El objetivo era "aniquilar el proceso de paz" con el EPL, pero "solo mataron a un excombatiente, el resto fueron personas inocentes", dijo.
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