"Es posible" que Fito haya cruzado a Colombia, reconoció Helder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares de ese país.
Las autoridades de Colombia creen "posible" que a su territorio haya entrado Fito, el temido capo fugado de una cárcel de Ecuador y en el centro de una ola violenta que ha dejado al menos 18 muertos en cinco días.
Todo empezó el domingo, cuando la fuerza pública ecuatoriana ingresó a la cárcel Regional de Guayaquil y no encontró a Adolfo Macías, alias Fito, jefe de la principal banda criminal del país conocida como ‘Los Choneros’.
El gobierno desplegó tropas y lanzó una dura ofensiva contra el narco que tuvo una respuesta sangrienta: motines en las cárceles, 175 funcionarios de prisiones secuestrados dentro de las penitenciarías, y explosiones, vehículos incendiados y disparos en las calles.
"Es posible" que Fito haya cruzado a Colombia, dijo este viernes a W Radio Helder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares de ese país.
"Hay 20 prófugos (de cárceles ecuatorianas), de los cuales estamos muy atentos", entre ellos Fito, añadió el mando militar colombiano.
Crisis en Ecuador
Más de una veintena de bandas narco, integradas por unos 20 000 miembros, operan en Ecuador en alianza con carteles colombianos y mexicanos.
Colombia, el mayor productor de cocaína, sigue de cerca el declarado "conflicto armado interno" en el país vecino que empieza a permear su frontera.
Para Giraldo "existe una alta probabilidad" que la crisis de Ecuador "deteriore las condiciones de seguridad en la frontera con Colombia", debido al estatus beligerante que otorgó a las bandas el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa.
Ecuador fue durante muchos años un país a salvo del narco, pero se ha ido transformando en un nuevo bastión del tráfico de droga hacia Estados Unidos y Europa con bandas enfrentadas por el control del territorio y unidas en su guerra contra el Estado.
En los últimos cinco años, la tasa de homicidios por cada 100 000 habitantes pasó de 6 a 46 en 2023 y la guerra interna toca fondo como ocurrió en Colombia en el siglo pasado, pero con un ingrediente adicional: las cárceles en llamas. (AFP)
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