Cientos de bomberos intentan controlar los incendios que arrasan miles de hectáreas en el sureste de California y han obligado a evacuar a unas 200,000 personas.
(Agencia N+1 / Daniel Meza). Las noticias en los últimos días dan cuenta de incendios descontrolados en California, con imágenes en video propias de una película de catástrofe. Pero nada es ficción. La combinación de vegetación muy seca y los vientos más fuertes de Santa Ana (en el condado de Orange, California, EEUU) en una década han ocasionado que un incendio forestal arrollador estalle el lunes en Ventura, California (al norte de Los Ángeles). No pasaron 24 horas y el fuego ya había alcanzado 45,000 acres (182 km2) y destruido unas 150 estructuras, con condiciones imposibles para los esfuerzos de atenuar el fuego. Los vientos aludidos son inusuales; la zona recibe la temporada de lluvias generalmente por esta época (lo que usualmente ayuda reducir el alcance de los incendios).
Pero las condiciones han sido ideales para el brote de incendios en más de un área que rodea a Los Ángeles. De ahí, han surgido en redes sociales imágenes impactantes como esta:
De los cinco incendios que rodean el área de Los Ángeles, el incendio Thomas, en Ventura, es el más grande. Se había llevado 65,000 acres (263 km2) hacia el miércoles y forzado a evacuar a 27,000 personas. Por otro lado, está también el incendio menor Rye, que quemó 7,000 acres (28 km2) y forzó el cierre de importantes vías en Santa Clarita, ciudad del condado de Los Ángeles. El incendio de Skirball, con un alcance destructivo de 50 acres, forzó el cierre de otra vía importante amenazando casas en zonas residenciales como Bel-Air. El fuego ha incrementado su tamaño rápidamente impulsado por los vientos de Santa Ana bajando de las colinas hacia el este de la ciudad.
Vientos catabáticos
Los vientos de Santa Ana a los que se hace alusión son un ejemplo de vientos catabáticos. Estos surgen cuando el aire que está a alta presión atmosférica fluye hacia abajo. Cuando esto ocurre, se comprime y se vuelve más cálido y seco. Al Sur de California, esto pasa cuando un anticiclón (área de alta presión) se asienta sobre la Gran Cuenca (California); el aire entonces quiere ir desde el área de alta presión hacia un área de baja presión (borrasca), generalmente en altamar, explicó a LiveScience Norman Miller, climatólogo de la Universidad de California Berkeley.
Durante la semana en los eventos de Santa Ana, se registraron ráfagas de hasta 126 km/h a una elevación de 4,000 metros, según Boldt.
Estos vientos son una característica común de los otoños en California. Así, los vientos, tanto como las condiciones calientes y secas características de la estación, elevan el riesgo de incendios forestales. El pico suele ser en octubre, al fin de una larga temporada veraniega, cuando la vegetación es generalmente seca.
Situación inusual
Los sucesos de Santa Ana pueden ocurrir en invierno, pero lo normal es que la temporada de lluvias reduzca el riesgo antes de que esto ocurra. Este otoño, sin embargo, no hubo precipitaciones. Según el experto consultado, las temperaturas también fueron muy altas. Las condiciones de verano se mantienen, lo que a su vez prolonga la sequedad en plantas, que en temporadas pasadas ya crecían con las lluvias.
Los incendios actuales son lo último de una de las peores temporadas de incendios registrados en la historia de California. En octubre, los incendios mataron a 43 personas y causaron pérdidas por miles de millones de dólares.
El cambio climático, que trae consigo la elevación de temperaturas, es una preocupación constante de cara hacia los incendios, aunque su efecto directo sobre la incidencia de estos es un tema complejo debido a la variedad de factores que confluyen. Expertos como Miller indican que el incremento de las temperaturas intensificarán fenómenos como estos, aunque otros, como Daniel Swain, experto en clima de la Universidad de California, Los Ángeles, indican que aún no es claro cómo los vientos de Santa Ana serían afectados. Eso si, indica Swain, en tanto que las temperaturas asciendan, los veranos y otoños serán más calientes a nivel generalizado, propiciando condiciones idóneas para más incendios.
El cambio climático no solo tendría influencia en fenómenos catastróficos. Las noches más cálidas de lo normal también podrían estar teniendo una consecuencia directa en el sueño de los humanos, de acuerdo a un estudio de la Universidad de California en San Diego, publicado por la revista Science Advances.
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