Walter Moody fue condenado en 1996 por el asesinato del juez Robert S. Vance, quien murió en 1989 en la mesa de su cocina tras abrir el paquete con el explosivo.
El estado de Alabama (EE.UU.) ejecutó este, por el asesinato de un juez con un paquete bomba, al anciano Walter Leroy Moody, de 83 años y que se convirtió en el recluso de más edad en ser sentenciado a muerte desde la reinstauración de ese castigo hace más de cuatro décadas.
A Moody lo declararon muerto a las 20.42 hora local tras recibir una inyección letal en la prisión Holman de Atmore (Alabama), según notificó el Departamento de Correcciones de ese estado sureño.
Resentido con la justicia
Moody fue condenado en 1996 por el asesinato en Alabama del juez Robert S. Vance, del tribunal del undécimo circuito de apelaciones, con jurisdicción en Alabama, Florida y Georgia.
El 16 de diciembre de 1989, Vance estaba sentado en la mesa de su cocina cuando abrió un paquete con una bomba que explotó con gran fuerza, causándole la muerte en el acto e hiriendo de gravedad a su esposa. En su juicio, los fiscales describieron a Moody como un hombre meticuloso obsesionado con vengarse del sistema judicial.
Moody, que estudió Derecho, supuestamente sentía un fuerte rencor contra la Justicia porque el tribunal de apelaciones del undécimo circuito, del que formaba parte Vence, se negó a desestimar la pena a la que fue condenado en 1972 por poseer una bomba, lo que le impidió practicar la abogacía.
Más ataques con bombas
Según los investigadores, después de asesinar a Vance, Moody perpetró más ataques con bombas para hacer parecer que el Ku Klux Klan (KKK) estaba detrás de la muerte del magistrado.
En diciembre de 1989, Moody envió por correo un total de cuatro bombas, una de las cuales causó la muerte de Robert E. Robinson, un abogado y activista negro de Savannah (Georgia) que luchaba por los derechos civiles de la comunidad negra.
También se ha vinculado a Moody con dos bombas que fueron interceptadas antes de estallar y que tenían como destino la oficina en Jacksonville (Florida) de la Asociación Nacional para el Avance de los Pueblos de Color (NAACP), la principal organización del país para la defensa de los derechos de los negros. Las autoridades afirman que esas bombas tenían como objetivo despistar a los investigadores y hacerles pensar que los crímenes tenían motivos raciales.
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