Con una decisión tomada por mayoría, la ley californiana apoya centros de planificación familiar que no quieran practicar abortos.
La Corte Suprema de Estados Unidos dio el martes una victoria a los opositores al aborto, al decidir contra una ley de California, que impone a los centros antiaborto informar a sus clientas embarazadas de la posibilidad de una interrupción del embarazo en otro lugar. La decisión fue tomada por una mayoría de cinco jueces contra cuatro.
La ley californiana apuntaba a imponer restricciones a los centenares de "centros de crisis del embarazo", administrados por cristianos y conservadores, que existen en el estado.
Con el pretexto de asesorar y asistir a las mujeres que no desean quedar embarazadas, estos centros, cuyo personal a menudo utiliza blusas blancas y en los que se puede encontrar material para ecografías obstétricas y ropa para recién nacidos, intentan sobre todo convencerlas de no abortar.
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Calificados por sus críticos como "falsas clínicas", son acusados de hacer creer a las mujeres que pueden disponer en ellos de varias opciones médicas, incluida una operación de interrupción del embarazo.
California impuso a estos organismos privados la obligación de informar a las mujeres que pueden practicarse un aborto o disponer de métodos anticonceptivos de manera gratuita o a precio reducido en otros centros, subvencionados por el Estado.
Los militantes "Pro vida" habían denunciado en marzo pasado esta ley de 2015, de inspiración demócrata, argumentando que violaba su derecho a la libertad de expresión, garantizado por la primera enmienda de la Constitución.
La decisión del martes del máximo tribunal puede tener repercusiones fuera de las fronteras de California, mientras el país conoce un auge de las movilizaciones contra el aborto desde la llegada de Donald Trump a la presidencia.
AFP
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