El hombre de 33 años abusaba de una docena de menores afroamericanas y las grababa en video.
Chrystul Kizer enfrenta una cadena perpetua, luego de asesinar a Randy Volar, un hombre de 33 años que abusó sexualmente de ella y grabó todo sin su consentimiento, en junio del año 2018.
Una noche, Chrystul Kizer, quien ya había cumplido 17 años, fue a su casa y le disparó en la cabeza. Luego de prenderle fuego a su cuerpo, huyó en su BMW.
Pocos días después del asesinato, la joven confesó el crimen. El fiscal del distrito Michael Graveley (quien poseía información contra Volar pero esperaba para procesarlo) la acusó de incendio premeditado y homicidio intencional de primer grado, un delito que conlleva a una sentencia de cadena perpetua en el estado de Wisconsin.
Graveley infirió que el crimen fue premeditado: según su versión, Kizer planeó asesinar a Volar de modo que pudiera robar su BMW. La joven, que ahora tiene 19 años, asegura que lo mató en defensa propia, pues cuando le dijo a Volar que no quería tener sexo con él, este la inmovilizó en el suelo. “No hice esto intencionalmente”, dijo.
El auto que robó fue abandonado días más tarde en Milwaukee. Las cámaras de seguridad mostraron que cuatro jóvenes también habían manejado el vehículo; uno de ellos reveló que era hermano de Chrystul Kizer. La Policía también pudo ingresar a su cuenta de Facebook, en donde tenía una fotografía tomada afuera de la casa de Volar. La descripción era: mi ficha policial.
LAS DENUNCIAS CONTRA VOLAR
En febrero de 2018, la Policía arrestó a Volar por una serie de cargos que incluían el abuso sexual infantil, aunque fue liberado bajo fianza. Volar permaneció en libertad por tres meses, incluso después de que la Policía descubrió que abusaba sexualmente de aproximadamente una docena de menores afroamericanas.
De acuerdo con The Washington Post, ese mes de febrero, una menor de 15 años llamó desde la casa de Volar al 911. Les dijo que el hombre le había dado drogas y que quería matarla. Luego colgó. La Policía la encontró más tarde deambulando por la calle. Vestía solo un sostén y una casaca. Sus pupilas estaban dilatadas producto de las drogas. La menor confesó luego que conoció al sujeto a través de un sitio en internet. La primera vez que tuvieron sexo, el hombre le pagó US$250. La segunda vez sucedió cuando tenía 14 años y le pagó US$100. La joven también reveló que, además de ella, el sujeto tenía sexo con otras menores de edad a las que grababa.
Esta historia nos remonta al caso de Cyntoia Brown, cuya historia se viralizó a raíz del movimiento #MeToo. La joven fue a prisión cuando tenía 16 años y estuvo ahí durante 15, por asesinar a un hombre que la obligaba a tener sexo.
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