Mark Soliz recibió una inyección letal en la prisión de Huntsville. Antes de ser ejecutado pidió disculpa por sus actos. “Estoy en paz”, sostuvo.
El estado de Texas (Estados Unidos) ejecutó ayer al latino Mark Soliz, que en el 2010 protagonizó un espiral violento que culminó en el robo y asesinato de una mujer, crimen por el que le condenaron a muerte.
A Soliz, de 37 años, lo declararon muerto a las 18.32 hora local tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville (cercana a Houston), según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.
Sus últimas palabras las dedicó a los familiares de sus víctimas: "Quisiera disculparme por el dolor que causé. He estado considerando cambiar mi vida. Me tomó 27 años hacerlo. Quiero disculparme, no sé si mi muerte les traerá consuelo por el dolor y el sufrimiento que he causado. Estoy en paz".
Durante ocho días en junio de 2010, Soliz y su cómplice, José Ramos, protagonizaron un espiral violento en un área cercana a Dallas durante el cual perpetraron numerosos atracos en los que terminaban disparando a la víctima, robos de vehículos con violencia, tiroteos y dos asesinatos.
Fueron Rubén Martínez, un repartidor al que Soliz robó y disparó en un estacionamiento, y Nancy Weatherly, una mujer de 61, a la que mató de un disparo en la parte posterior de la cabeza tras entrar a robar en su vivienda a punta de pistola.
Las autoridades cortaron ese espiral con la detención de Soliz y Ramos, de los que sospechaba por el robo de un vehículo. Ramos, no obstante, confesó el asesinato de Weatherly durante el interrogatorio, del que culpó a Soliz.
Soliz fue condenado a muerte durante el juicio celebrado en 2012, mientras que Ramos recibió una pena de cadena perpetua.
La de ayer fue la sexta ejecución ocurrida en Texas en 2019 y la número 15 en todo el país. (EFE)
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