Empresas, restaurantes, servicios de cuidado de niños o supermercados cerraron sus puertas para demostrar a Donald Trump que, sin el trabajo inmigrante, EE.UU. quedaría paralizado.
Negocios de todo EE.UU. cerraron por la protesta del "Día sin inmigrantes", un espontáneo boicot contra las políticas migratorias del presidente Donald Trump que ha contado con el apoyo de empresarios y vecinos en numerosos puntos del país.
Un gran número de empresas de construcción, restaurantes, servicios de cuidado de niños o supermercados cerraron sus puertas para demostrar a Trump que, sin el trabajo inmigrante, Estados Unidos quedaría paralizado y sus comunidades privadas de una parte integral de su vida diaria.
Participan asiáticos y latinoamericanos. Inmigrantes en ciudades como Washington, Boston, Filadelfia o Los Ángeles abandonaron sus puestos de trabajo, se negaron a comprar o a tomar el transporte público, para disociarse por un día de la economía estadounidense y demostrar su importancia.
"Es una protesta de ausencia, no de presencia. Algo puede tener tanto o más impacto que una marcha al uso", explicó el profesor de Sociología de la Universidad Americana, Ernesto Castañeda, en Mount Pleasant, el barrio hispano de Washington por excelencia.
En la capital estadounidense, inmigrantes salvadoreños, colombianos, indios o coreanos se sumaron a una huelga nacida de manera espontánea para protestar contra las medidas de Trump que quieren poner fin a las llamadas "ciudades santuario", acelerar las deportaciones de indocumentados y prohibir la entrada a refugiados. (EFE)
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