Miles de niños pobres o que estaban bajo el cuidado del Estado fueron enviados a otros países. Alejados de sus padres, fueron sometidos a abusos físicos y psicológicos.
El Reino Unido ha abierto esta semana una ventana a una parte oscura de su pasado. La Investigación independiente determinará si hubo presuntos abusos infligidos durante décadas a menores a cargo de instituciones británicas. La Investigación independiente sobre abusos sexuales infantiles, que fue autorizada por el Gobierno en 2014, comenzó finalmente el pasado lunes.
Tratará de determinar hasta qué punto y de qué modo las instituciones públicas y privadas del país. Por ejemplo, orfanatos, colegios religiosos, hospitales o las Fuerzas Armadas, fueron negligentes a la hora de proteger a los niños a su cargo, en los años tras la Segunda Guerra Mundial y hasta la década de los 70.
El caso. La pesquisa, que tomará declaración a cientos de víctimas, se sigue con gran interés. Las autoridades creen que presumiblemente abrirá una caja de Pandora de actividades ilícitas que pudieron tener lugar con el consentimiento tácito del Estado.
En las década de los 50, miles de niños de familias pobres o que estaban bajo el cuidado del Estado en Reino Unido fueron enviados a otros países. Se calcula que unos 150.000 niños fueron enviados a Australia, Nueva Zelanda, Canadá y lo que entonces era Rhodesia del Sur (hoy Zimbaue), en un período de 35 años.
Los testimonios. El panel investigador pudo escuchar esta semana el duro testimonio de algunos de estos niños, hoy adultos. La huérfana Marcelle O'Brien relató que, a los cuatro años, fue sacada por las autoridades del hogar de su familia de acogida en el Reino Unido, contra la voluntad de su cuidadora. Fue enviada a Australia, donde cayó en manos de unas personas que la castigaban y la sometieron a abusos sexuales. "Estaba (en Inglaterra) en una familia cariñosa que me cuidaba. Nunca conocí a mi madre biológica. Ustedes me robaron todo eso", declaró.
Un hombre de 70 años que testificó bajo anonimato explicó que se le separó de su madre y se le colocó en centros de acogida ingleses hasta ser enviado en 1958 a la escuela agrícola Fairbridge de Pinjarra, en Australia. Allí "cada día era día de violación", por parte de curas, el granjero y los internos de más edad, dijo la víctima. Lamentó que vive con ello "siete días a la semana y veinticuatro horas al día".
Las medidas. El Gobierno de Australia se disculpó en 2009 por la crueldad mostrada con estos niños inmigrantes. El Reino Unido también hizo lo mismo en 2010. Además abrió un fondo para indemnizaciones de seis millones de libras (7 millones de euros).
La investigación presidida por la catedrática Alexis Jay, que no establecerá responsabilidades penales o civiles, remitirá los datos relevantes a la Policía y emitirá recomendaciones para asegurar la protección infantil en la actualidad. Tras escuchar las declaraciones de los menores expatriados a antiguos territorios del imperio, el panel investigador pasará en los próximos meses a examinar los testimonios de víctimas de otros sectores. EFE
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