La crisis de los refugiados y su llegada a Europa serán el tema central de la reunión de este sábado entre los países de la llamada 'Ruta de los Balcanes'.
Los países de la ruta de los Balcanes que decenas de miles de refugiados usaron el año pasado para llegar a Europa, se reúnen este sábado en Viena para asegurar que el tránsito por esta vía quede cerrado y que haya pleno control sobre las fronteras.
"Tenemos que confirmar políticamente y en la práctica que la ruta de los Balcanes occidentales para la emigración irregular está cerrada para siempre", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien indicó que en el encuentro iban a discutir cómo aumentar la eficacia de las acciones para lograr ese objetivo. Para ello, destacó, es esencial que haya "una estrecha colaboración" entre todos los países.
El también ex primer ministro polaco insistió en la necesidad de proteger las fronteras como un elemento esencial para afrontar la crisis de los refugiados. Afirmó que desde que comenzó la oleada de refugiados en el verano de 2015 siempre ha considerado que un elemento esencial es "recuperar el control efectivo de las fronteras de la Unión Europea".
La cumbre. En la cumbre participan los jefes de Gobierno de Austria, Alemania, Eslovenia, Croacia, Serbia, Albania, Hungría, Bulgaria, Macedonia y Grecia, así como el ministro del Interior de Rumanía. Bajo el lema "Migración por la ruta de los Balcanes", la cumbre estará marcada por las claras divergencias de las posturas sobre el tema en el seno de la Unión Europea. Hungría intentará, una vez más, impedir que se aplique el sistema de reparto solidario de refugiados por cuotas en los países comunitarios, según anunció el jueves el ministro magiar de Gobernación, János Lázár, en Budapest.
A favor y en contra. La crisis de refugiados por la ruta de los Balcanes se desató en agosto del año pasado, cuando decenas de miles de personas que huían de conflictos en países como Siria, Irak y Afganistán, quedaron estancadas en Hungría en condiciones precarias. Austria y Alemania abrieron entonces sus fronteras, al tiempo que Hungría levantaba vallas para impedirlo en su frontera con Serbia. Todos los países de la ruta han impuesto controles rigurosos y han limitado el número de personas a las que permiten ingresar, lo que ha reducido pero no eliminado considerablemente el flujo migratorio y el tráfico de personas.
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