Unicef alertó que 2 de cada 3 niños de la región son víctimas de violencia en sus hogares o lugares de convivencia. “Estas cifras son un escándalo”, dijo Marita Perceval.
La directora regional del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Marita Perceval, afirmó que, sin ninguna duda, Latinoamérica es la zona más violenta del mundo para los niños, con cifras que “no solo es un flagelo, sino que es un escándalo”.
“Somos la región más desigual y la más violenta del mundo para la infancia”, denunció la activista y defensora de derechos humanos, al recordar que 2 de cada 3 niños son víctimas de violencia en sus hogares o lugares de convivencia, y que 1 de cada 4 es asesinado, a pesar de que no existe ningún conflicto tradicional.
Durante una visita oficial a Guatemala, Perceval invocó a que los estados y la sociedad trabajen juntos para velar por los derechos de la infancia, reconociendo, como primer paso, esta situación.
Aunque el Estado es responsable de garantizar los derechos de todos los habitantes, también de los niños, la directora regional de Unicef hizo un llamamiento a la sociedad para que no mire para otro lado: “Tenemos que comprometernos con una cultura de no discriminación, del reconocimiento del otro, de la no violencia”.
“Vivimos en democracias, por supuesto hay que hacerlas mejores (...), pero estas democracias electorales, estas democracias institucionales tienen el enorme desafío de ser democracias democratizadas, es decir, de ser las que no toleran y trabajan para alcanzar el bienestar de los más pequeños”.
Acciones, no palabras. Perceval consideró que ya no es tiempo de “avergonzarse”, sino de “hacerse cargo” de la coyuntura, para poner fin a estas cifras que demuestran que “la discriminación, la exclusión, la estigmatización y la violencia” siguen: 7 de cada 10 niños con discapacidad no asisten a la escuela.
Es más, 3,2 millones de infantes en América Latina no tienen registro de identidad, una situación que también se repetía, en Guatemala, por ejemplo, en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, donde el 8 de marzo un incendio mató a 41 niñas que intentaban protestar por las continuas agresiones físicas y sexuales. (EFE)
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