El exmandatario brasileño cumple una pena de 12 años por corrupción en la sede de la Policía Federal de Curitiba.
Luiz Inácio Lula da Silva sólo ha tenido contacto en prisión con sus carceleros y sus abogados, y no alcanza a escuchar los gritos de apoyo del campamento "Lula libre", instalado a unos cientos de metros de la sede de la Policía Federal de Curitiba. Allí el expresidente cumple una pena de 12 años por corrupción.
Desde que ingresó en prisión, en la noche del sábado, el exmandatario brasileño ha dedicado su tiempo a la lectura y ha visto la victoria de su equipo del alma, el Corinthians, que el domingo venció el Campeonato Paulista, el torneo regional más importante de Brasil.
Su celda tiene 15 metros cuadrados, un baño privado con ducha y agua caliente y una televisión. Además cuenta con una mesa y sillas y una ventana interior y tiene un ambiente "agradable" y "humanizada", según explicó Jorge Chastalo Filho, jefe del equipo de custodia y escolta de la Policía Federal de Curitiba.
Días en prisión
En sus casi tres días de prisión, Lula, quien no viste un traje de presidiario, se ha mantenido recluido, sin salir al patio, y hasta ahora sólo ha recibido la visita de sus abogados Valeska Teixeira Martins y Cristiano Zanin Martins.
Lula no contará con "privilegios" en el régimen de visitas y al igual que el resto de presos, sus familiares más próximos solo podrán conversar con él los miércoles de 10.00 a 19.00 hora local.
Mientras tanto, el expresidente ha dedicado la mayor parte de su tiempo a la lectura de "A Elite do atraso", del sociólogo Jessé Souza, que critica la operación Lava Jato y atribuye sus orígenes al racismo y la desigualdad social en el país.
Acompañado de Palocci y Pinheiro
Situada en el cuarto piso del recinto, se trata de una especie de "sala de Estado Mayor", separada de los otros 20 presos custodiados por la Policía Federal de Curitiba, entre ellos su exministro Antonio Palocci y el expresidente de la constructora OAS Leo Pinheiro.
Antiguo escudero de Lula, Palocci comparte de nuevo edificio con el que fuera su presidente, aunque en situaciones distintas. El exministro rompió lazos con el expresidente y le acusó de haber tejido un "pacto de sangre" entre la constructora Odebrecht y el Partido de los Trabajadores (PT).
El empresario Leo Pinheiro, otro de los nuevos vecinos de Lula, es una de las piezas claves de la condena contra el expresidente, porque confesó ante el juez Moro que le entregó un apartamento en un balneario de Sao Paulo a cambio de trato de favor a la constructora. (Con información de Efe)
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