No recibió banda presidencial ni se siguieron los protocolos habituales de las ceremonias que se preparan para los presidentes electos en las urnas.
Tras la destitución de Dilma Rousseff, el hasta ahora presidente interino, Michel Temer, asumió de manera oficial la Presidencia de Brasil en una ceremonia rápida y sobria celebrada en el Senado. De hecho, la ceremonia fue más breve que los 20 minutos que le llevó a Temer atravesar los pasillos del Senado.
Juramento. "Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución de la República, observar sus leyes, promover el bien general del pueblo brasileño y sustentarle la unión, la integridad y la independencia de Brasil", juramentó Temer en un atípica ceremonia de investidura.
Compañía. Temer fue acompañado por los presidentes del Senado, Renán Calheiros, de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, y del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, quien dirigió el juicio político contra Dilma Rousseff, como garante constitucional. La única mujer en el estrado fue la diputada Mara Gabrilli, tercera secretaria de la mesa de la Cámara de los Diputados. En este aspecto, esta imagen fue similar a la investidura del Gobierno interino designado por Temer el pasado mayo, en el que no nombró a ninguna mujer, entre sus 28 ministros, lo que le valió muchas críticas.
Su investidura no fue la tradicional. Al igual que ocurrió en la ceremonia de investidura de Itamar Franco, quien en 1992 heredó la presidencia de Brasil después de la destitución de Fernando Collor de Mello, no hubo la tradicional imposición de la banda presidencial. Tampoco se repitieron otros fastos habituales de las ceremonias que se preparan para los presidentes que son electos en las urnas, que incluyen un paseo en un Rolls Royce descapotable por la Explanada de los Ministerios, la avenida central de Brasilia, para saludar al pueblo y un discurso desde el balcón del Planalto.


