El líder de la revolución cuba y figura del comunismo cambió el uniforme militar por la ropa deportiva de la conocida empresa alemana.
El líder cubano Fidel Castro, quien falleció el viernes, llamó la atención del mundo hace 8 años cuando cambió su uniforme militar por una serie de buzos marca Adidas. Desde entonces, mucha gente ha señalado la ironía de que el líder comunista use la ropa de una de las empresas símbolo del capitalismo durante sus escasas apariciones públicas. ¿Cuál es la razón detrás de esta llamativa decisión?
Del uniforme verde a los buzos coloridos. Desde que surgió como el líder de la Revolución Cubana a fines de la década de los cincuenta hasta que se retiró, Fidel Castro solo se dejaba ver vistiendo su tradicional uniforme militar. Todo cambió en el 2006, cuando anunció que dejaría el gobierno de forma temporal (y luego de forma permanente en el 2008) para someterse a un operación intestinal. En las pocas apariciones públicas que ha tenido desde entonces, al ícono del comunismo comenzó a vérsele con cómodos buzos de diversas marcas deportivas hasta que se decidió de forma casi permanente por Adidas.
La verdad detrás del misterio. Para resolver esta pregunta, la web estadounidense BuzzFeed se contactó con la empresa Adidas, de origen alemán, para consultar si sabían por qué Fidel Castro vestía su ropa e incluso si lo habían contratado como figura de su marca. “No tenemos contacto alguno con Fidel Castro. La razón por la que se le ha visto con productos Adidas es simple: hasta el 2012, éramos el patrocinador oficial del Comité Olímpico Nacional de Cuba y vestíamos a todos los miembros del equipo olímpico de Cuba con ropa para entrenar y competir durante muchos años. Todo indica que Castro ha usado estos productos en varios ocasiones”, explicó Katja Schreiber, directora de comunicación corporativa de la compañía.
¿Es una mala imagen para el producto? Tan pronto como se vieron las primeras imágenes de Fidel Castro con esta marca en el 2006, el departamento de Relaciones Públicas de la empresa le explicó al New York Times que no le dan importancia al hecho. “No lo vemos como nada, no es ni algo positivo ni algo negativo”, dijeron.
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