Una familia palestina durante años vivió en medio de extensiones de tierras de cultivo, pero ahora se encuentra detrás de una puerta controlada por soldados de Israel, que también patrullan un estrecho puente con vistas a los ocho metros de una valla de metal.
La casa de la familia Gharib en Cisjordania ocupada está rodeada por una reja de metal de ocho metros de alto y para entrar a su hogar deben pasar por una puerta controlada por las fuerzas de seguridad de Israel.
Desde que Israel ocupó este territorio tras la Guerra de los Seis Días en 1967, los asentamientos judíos se han multiplicado en el entorno de la casa familiar, dejándola como un islote aislado de la aldea palestina de Beit Ijza.
"No sé cuándo va a terminar esto", afirmó Saadat Gharib. "Nadie sabe el dolor que sufren mis hijos".
Durante años la casa estuvo rodeada de terrenos de cultivo, pero ahora su acceso está controlado por una puerta amarilla que controlan los soldados israelíes.
"Durante estos años hemos tenido una vida muy dura", dijo Gharib, de 40 años, quien trabaja para la Autoridad Palestina cerca de Ramala.
En 1978, los israelíes instalaron sus caravanas en las proximidades de su terreno de 100 dunam (diez hectáreas) y le propusieron comprarle un dunam, a lo cual él se negó.
Con el paso de los años, el gobierno de Israel ha confiscado progresivamente parcelas para permitir la instalación de colonos que dieron origen a Givon Hahadasha, un asentamiento ilegal, según el Derecho Internacional.
De su terreno original de 100 dunams, Gharib solo tiene 60.
"La casa ya no tiene más que medio duran, y está cercada por cada lado", se lamenta este funcionario.
Para salir de casa Gharib en Cisjordania debe atravesar un corredor de alambradas y pasar por una pesada puerta amarilla, controlada a distancia por las fuerzas de seguridad de Israel.
Procesos judiciales
De todos los procesos judiciales lanzados por la familia, pocos lograron algún éxito, pese a la ayuda de la ONG israelí contra la colonización Yesh Din.
En 2012, la justicia de Israel les concedió cerca de un 3% de los terrenos que Gharib afirman poseer y que los colonos utilizan como un estacionamiento y un parque. Pero la decisión todavía no se ha sido aplicada.
En 2008, la Corte Suprema revocó las medidas de seguridad que reclamaban la presentación de un carnet de identidad delante de una cámara para poder traspasar la pesada puerta amarilla de entrada, con horarios restringidos.
Ahora la familia puede, en teoría, ir y venir cuando quiera.
Salvo cuando las fuerzas de seguridad estimen que existe algún riesgo, y entonces pueden cerrar la puerta a voluntad.
"Todos estos años vivimos una vida difícil", cuesta Saadat que acusa a las fuerzas de Israel de haber registrado su casa, efectuado arrestos y de estar siempre del lado de los colonos en caso de cualquier confrontación.
Saadat instaló una lona azul en la parte inferior de la reja para que sus hijos puedan "jugar sin ser molestados o tener miedo a los colonos", con quienes ya tuvo algunos incidentes.
"Esta reja tampoco nos gusta, está justo encima de nosotros", afirma Avi Zipory, uno de los primeros israelíes que fundó la colonia en Cisjordania.
Según él, la familia palestina vive en tierras judías y la colonia de 1.000 habitantes recibió la luz verde de la justicia de Israel. Él afirma que no quiere destruir la casa de los Gharib, pero lamenta que "no acepten un plan alternativo, una compensación financiera, otra tierra".
"Todo el dinero del mundo"
"No sé cuando va a terminar todo esto", dice suspirando Saadat Gharib, quien teme por sus hijos.
Ahora, carece de acceso a sus olivos que están del otro lado de la colonia, por lo que para cultivarlos depende de la voluntad del ejército israelí.
Pero asegura que esta situación de pesadilla no lo va a hacer renunciar a su tierra.
"Esta es nuestra tierra, que heredé de mi padre y que él heredó de mi abuelo. No la vendería ni por todo el dinero del mundo", afirma.
(Con información de AFP)
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