El Gobierno de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, atraviesa su crisis más grave por un caso que involucra a una empresa y por el que han renunciado dos de sus principales y más popualres ministras con críticas directas al líder de su partido.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se reunió este martes con sus principales colaboradores para intentar atajar la creciente crisis que envuelve a su Gobierno tras la dimisión de dos ministras que han denunciado intentos de interferencias políticas para favorecer a una empresa. El joven y popular político canceló incluso la visita que tenía prevista para a la localidad de Regina, en el centro del país, para mantener "reuniones privadas" en Ottawa con sus colaboradores más cercanos.
El cambio en la agenda de Justin Trudeau se produce después de que este lunes la ministra del Tesoro, Jane Philpott, sacudiera los cimientos del Gobierno canadiense cuando anunció de forma inesperada su renuncia por haber perdido "la confianza en cómo el Gobierno" ha tratado las supuestas presiones sobre la exministra de Justicia, Jody Wilson-Raybould. La dimisión, que fue fruto de su incapacidad de "defender todas las acciones del gabinete", se produce un mes después de la salida de la propia Wilson-Raybould y menos de una semana después de que la exministra de Justicia acusara a Trudeau de intentos de interferencia.
Renuncias que sacuden al Gobierno
Esta semana, los principales comentaristas políticos de Canadá destacaron la excepcionalidad de las dimisiones en la historia política del país. En el pasado, otros destacados ministros han renunciado al Gobierno canadiense tras enfrentamientos con los primeros ministros. Pero nadie recuerda una ocasión en la que dos importantes integrantes del Gobierno hayan decidido dimitir y por cuestiones tan fundamentales como las citadas por Wilson-Raybould y Philpott.
El desafío de las dos ministras, que hasta su dimisión eran consideradas dos de las personas más importantes del gabinete de Justin Trudeau, continúa y obliga al líder del gobernante Partido Liberal a considerar con cuidado sus próximas decisiones. Una de las primeras es la conveniencia de expulsar a Wilson-Raybould y Philpott del Partido Liberal, ya que las dos exministras no sólo no han abandonado el Gobierno sino que han expresado su voluntad de seguir trabajando para el partido.
Como señaló Susan Delacourt, una de las principales comentaristas políticas del país, "estas dos exministras siguen siendo liberales confesas, siguen estando en el grupo parlamentario, esencialmente desafiando a Justin Trudeau a expulsarlas, pese a sus declaraciones públicas de falta de confianza en el primer ministro". El primer ministro ha elegido mantener una imagen de normalidad como sucedió en la noche del lunes en el mitin que celebró en las cercanías de Toronto para defender el plan de su Gobierno de lucha contra el cambio climático.
La procesión va por dentro
Justin Trudeau exhibió su sonrisa más encantadora ante decenas de seguidores liberales y tras agradecer la labor prestada por Philpott en el Gobierno, donde ocupó los ministerios de Sanidad, Servicios Indígenas, Tesoro y Gobierno Digital, continuó como tal cosa esencialmente diciendo que hay mayores preocupaciones. Una postura similar adoptó la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, que muchos consideran como la viceprimera ministra no oficial del Gobierno de Justin Trudeau.
Durante una rueda de prensa en Montreal, Freeland alabó a Philpott y a continuación respaldó absolutamente tanto la labor del Gobierno como la figura de Justin Trudeau. "Quiero subrayar que Philpott es mi amiga", declaró Freeland a preguntas de los periodistas. Añadió que el primer ministro tiene su "total confianza" y que cree "muy importante que el Gobierno trabaje como un equipo". "Y lo seguiremos haciendo", agregó.
La crisis golpea al Gobierno
A pesar de la apariencia de normalidad que Justin Trudeau y sus ministros intentan difundir, las dimisiones de Wilson-Raybould y Philpott y el escándalo que provocó sus renuncias, el intento de favorecer a la mayor constructora del país, SNC-Lavalin, están dañando la imagen del primer ministro. Una encuesta realizada entre el 1 y 4 de marzo señala que el Partido Liberal de Trudeau sólo recibiría en estos momentos el apoyo del 31 % de los canadienses, tres puntos porcentuales que hace dos semanas, y por debajo del 40 % de apoyo del opositor Partido Conservador.
Si esto no es lo suficientemente preocupante para los liberales a siete meses de las elecciones generales, otra encuesta publicada en los últimos días señala que el primer ministro está perdiendo apoyo entre su núcleo de votantes. Según una encuesta del Instituto Angus Reid, el margen entre Justin Trudeau y el líder conservador, Andrew Scheer, entre las votantes mujeres, una de las claves de la victoria del líder liberal en 2015, se ha reducido a sólo seis puntos porcentuales.
EFE
Comparte esta noticia