Los disturbios en Nueva Caledonia, con saqueos, incendios y tiroteos, han dejado cinco muertos, 200 millones de euros de desperfectos; y llevaron al gobierno francés a decretar un estado de urgencia y desplegar tropas.
Las autoridades francesas reconocieron el viernes que no controlan algunas zonas de su territorio de ultramar de Nueva Caledonia y esperan revertir la situación con la llegada de refuerzos a este archipiélago del Pacífico, escenario de mortales disturbios.
Las protestas estallaron el lunes en respuesta a una reforma del censo electoral promovida por el gobierno francés que, según los líderes del pueblo autóctono canaco, diluirá su influencia en las instituciones de este territorio.
Los disturbios, con saqueos, incendios y tiroteos, dejaron cinco muertos, 200 millones de euros (217 millones de dólares) de desperfectos, según cifras locales, y llevaron al gobierno francés a decretar un estado de urgencia y desplegar tropas.
Estas medidas permitieron "volver a una situación más tranquila y apaciguada" en la capital Numea y sus alrededores, reconoció el representante del Estado francés en el archipiélago, Louis Le Franc.
La llegada de un millar de efectivos de seguridad durante la noche, que se unieron a los más de 1 700 ya presentes, debe ayudar a "controlar las zonas que se nos han escapado en los últimos días, cuyo control no está garantizado", afirmó.
El representante estatal evocó en concreto "tres zonas" en barrios desfavorecidos en la periferia de la capital, ciudad poblada mayoritariamente por autóctonos canacos.
El ejército también se desplegó para garantizar la seguridad en los puertos y el aeropuerto del territorio, que continuará cerrado a los vuelos comerciales hasta el 21 de mayo, según la compañía local Aircalin.
Incendios y escasez de comida
Durante los disturbios, grupos de canacos bloquearon carreteras, quemaron neumáticos y ondearon la bandera de este territorio. Algunos residentes asustados, muchos oriundos de Francia continental, organizaron barricadas y grupos de defensa armados.
El viernes por la mañana, periodistas de la AFP vieron llamas y humo emergiendo de un centro comercial, edificios ardiendo y decenas de coches calcinados que los residentes intentaban apartar de las carreteras.
También había filas de cientos de personas esperando frente a tiendas para intentar conseguir comida y suministros básicos, que escasean debido a los saqueos.
Entre el 80 y el 90 % de los comercios de alimentos -ya sean grandes superficies o pequeñas tiendas locales- han sido "arrasadas", dijo el presidente de la Cámara de Comercio e Industria, David Guyenne. (AFP)
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