Denunció que hay una campaña de "rusofobia", reveló por qué vetó la propuesta de resolución francesa sobre conflicto en Siria en la ONU y acusó a EE.UU. de dictar sus condiciones a otros países.
El presidente ruso, Vladímir Putin, acusó a Occidente de culpar a Rusia de "todos los pecados y crímenes" que se cometen en el mundo, en especial de lo que ocurre en Siria. Dijo también que "tanto Rusia como EE.UU. saben quien destruyó el convoy humanitario de la ONU cerca de Alepo".
Negó que fuera Rusia. Putin aseguró que el convoy humanitario fue atacado por "una organización terrorista y nosotros sabemos que los estadounidenses lo saben, pero prefieren tomar otra posición y lanzar acusaciones infundadas contra Rusia. Esto no ayuda a la causa. Esos comportamientos en la arena internacional se llaman presión y chantaje".
El impase entre Rusia y Francia en la ONU. El jefe del Kremlin acusó también a Francia de provocar intencionadamente el veto ruso a la propuesta de resolución francesa sobre Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Esto solo para agravar la situación y "atizar la histeria antirrusa". Dijo que París no tiene ningún motivo para enfadarse ya que el veto se debió a que dicho texto cargaba "toda la culpa" al régimen sirio, cuyo principal aliado es Rusia.
Francia no tuvo en cuenta postura Rusa. Recordó que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo la pasada semana a su colega francés, Jean-Marc Ayrault, en Moscú que Rusia no vetaría la resolución si tenía en cuenta la postura del Kremlin, a lo que este respondió positivamente. Pero que tras reunirse con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en Washington, comenzaron a acusar a Rusia de todos los pecados y decidieron presentar sin cambios dicha resolución a votación "claramente esperando el veto" ruso.
Acusó a EE.UU. de manipulación. Por otra parte, Putin dijo que es "muy difícil" dialogar con la actual Administración de Estados Unidos, encabezada por el presidente Barack Obama. "Prácticamente, no hay diálogo", dijo. El líder ruso acusó a Washington de intentar dictar sus condiciones a otros países, pero se mostró dispuesto a forjar "relaciones amistosas con una potencia y una economía tan grande, como Estados Unidos".
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