Un número similar de menores resultaron con heridas graves, por lo que se teme que la cifra de muertos aumente en las próximas horas.
Cuarenta y cinco niños murieron en los atentados registrados el pasado domingo en Sri Lanka que se cobraron en total la vida de 310 personas que asistían a misas en distintas iglesias o se encontraban en hoteles que fueron atacados, confirmó El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Un número similar de menores resultaron con heridas graves, informó en Ginebra el portavoz del organismo, Christophe Boulierac.
De los niños fallecidos, 27 se encontraban en la iglesia Katuwapitya en Negombo, a unos pocos kilómetros al norte de la capital Colombo, donde 10 niños fueron heridos.
En otra iglesia en la localidad de Batticaloa murieron trece niños, de los cuales el más pequeño tenía apenas 18 meses, explicó Boulierac al exponer el nivel de barbarie que se alcanzó en estos atentados.
Quince niños que se encontraban en ese mismo recinto religioso reciben ahora tratamiento en diversos hospitales, mientras que otros veinte han sido admitidos en el hospital central de Colombo, con cuatro de ellos que se encuentran en cuidados intensivos.
Unicef, la Agencia de la ONU para la Infancia, ha sido informada también de que otros cinco niños extranjeros perecieron. A esto se suma una cantidad todavía por determinar de niños que perdieron a uno o a sus dos padres.
Unicef está apoyando y financiando a las instituciones a cargo de la búsqueda de parientes cercanos o, en caso de que éstos no aparezcan, de estructuras de cuidado que puedan recibirlos.
"Condenamos esta violencia en los términos más duros posibles. Ningún niño debe experimentar una situación tan dolorosa ni debe haber padres que pierden a sus hijos en tan horribles circunstancias", declaró Boulierac. (EFE)
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