La medida surge tras el agravamiento de la crisis que ha generado protestas de los sectores populares en las últimas semanas por la falta de alimentos, medicinas y otras carencias.
"La comida está impagable", dijo Domingo mientras hacía una larga fila frente a un supermercado en Caracas, uno de decenas de establecimientos obligados por el gobierno de Venezuela a rebajar los precios en medio de una espiral hiperinflacionaria.
Desde la madrugada de este sábado, nutridas colas -custodiadas por militares con armas largas- se formaron ante supermercados caraqueños tras fiscalizaciones de la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundee) a más de 200 establecimientos.
Supermercados supervisados
"Sabemos que esto es una catástrofe (...), pero ¿qué voy a hacer? El sueldo no alcanza", declaró Domingo Mata, albañil de 45 años y padre de tres hijos, esperando comprar alimentos a precios rebajados hasta una quinta parte de su precio original.
El jefe de la Sundee, Willian Contreras, informó a la prensa que 214 supermercados de 26 cadenas fueron inspeccionados en Caracas y que unos 350 locales independientes serán fiscalizados en los próximos días en la capital y otras ciudades.
Un control de precios de alimentos básicos y un férreo control de cambios, con el cual el gobierno monopoliza el acceso a divisas para importar productos y materias primas, rigen en el país.
Las fiscalizaciones llegan tras múltiples protestas por falta de comida y servicios básicos, como agua y electricidad, en el cierre de 2017. Una mujer embarazada murió en la víspera de Año Nuevo en una zona popular de Caracas, herida de bala por un militar, cuando esperaba por pernil de cerdo -platillo tradicional en las cenas decembrinas venezolanas- a precios subsidiados en un programa gubernamental.
Pateando el problema
Empresarios señalan los controles como causas de la crisis socioeconómica, con una inflación proyectada en más de 2.300% para 2018 por el FMI, la más alta del mundo, y desabastecimiento de alimentos y medicinas. Según la patronal Fedecámaras, la industria funciona a solo 30% de su capacidad.
Sin embargo, el presidente Nicolás Maduro y altos funcionarios culpan a "una guerra económica" del empresariado que busca generar descontento popular. "Las grandes cadenas estaban remarcando precios sin ninguna justificación", declaró Contreras al diario Últimas Noticias.
Yajaira Pereira, de 60 años, salía de un supermercado con bolsas de galletas dulces y productos de limpieza. "Es una buena medida", dijo, aunque se quejó por la falta de carne, harina de maíz -ingrediente base de las típicas arepas venezolanas- o arroz. Por el contrario, Ana García lamentó las fiscalizaciones. "Es terminar de destruir todo (...). Hoy te llevas unas galletas y una margarina. ¿Y mañana?", comentó.
Según la presidenta del gremio de comercio y servicios, María Uzcátegui, el resultado de las fiscalizaciones será "anaqueles vacíos". (AFP).
Comparte esta noticia