El exbaterista de la banda Genesis se presentó junto a su hijo de 16 años, quien llevaba una camiseta de Perú.
Phil Collins inició su concierto sentado en una silla giratoria frente a su micrófono. Minutos antes de tocar las primeras notas musicales en el Jockey Club, el músico británico gritó: “¡Chim pum Callao!” frente a los 10 mil fieles del rock clásico.
Los asistentes al concierto comentaban sus mejores años, cuando no entraba al escenario con un bastón, sino saltando. “He venido desde Colombia para verlo”, decía Henry, uno de sus seguidores.
El evento comenzó con la presentación de Chrissie Hynde, la vocalista de la banda telonera, The Pretenders. Ellos llevaron al público a los años ochenta con un show que incluyó las infaltables: “Private Life”, “Middle of The Road”, “Dont Get Me Wrong” y “I'll Stand By You”.
Los enérgicos saltos en un pie de Hynde hicieron disfrutar a las personas, que disfrutaron “Back of the Chain Gang”. El juego de luces del escenario preparaba la atmósfera del acto esperado de Phil Collins. “No quiero que me tomen fotos, pero ustedes son los que pagan los tickets”, dijo Hynde.
Imágenes de Collins se proyectaban en una pantalla gigante mientras el equipo disponía de los instrumentos sobre el escenario.
Después de 23 años, el ex Genesis abría su concierto en Lima con “Against All Odds” acompañado de su hijo Nicholas en la guitarra y de un fondo blanco de casi 20 metros. No parecía que su sordera o su lesión en las vértebras del cuello lo molestaran.
Tiempo atrás, Collins tomaba las baquetas de la batería y ahora lo hace su hijo de 16 años de edad, quien lució una camiseta de Perú durante todo el concierto. Más adelante, poco antes de terminar el concierto, el público clamó por una canción más y Nicholas regresó a tocar el último tema de la noche junto a su padre.
Coristas, un trompetista y un saxofonista acompañaron a Collins sobre el escenario. Uno de los momentos más espectaculares de la noche fue cuando las pantallas gigantes sobre el escenario se convirtieron en un cielo negro lleno de estrellas mientras una de las cantantes improvisaba ─junto a Collins─ un falsete con la última nota de la canción “Separate Lives”.
En la canción "In the Air Tonight" el solo de batería lo hacía el menor de los Collins y en la pantalla se intercalaban imágenes del hijo y del padre con flechazos de luces blancas. Los colores también jugaron un papel importante. “Las mejores cosas de la vida son gratis”, recitaba una de sus canciones en inglés, “Hang in Long Enought”. Esta fue interpretada en un fondo rojo. Finalmente, sonó la famosa “Sussudio”.
Su gira, titulada como “No he muerto aún” y luego renombrada a “The Legendary”, marca la pauta del espectáculo que ya hizo en Brasil, México y Perú. Los siguientes aviones irán rumbo a Santiago de Chile, Montevideo en Uruguay, Córdoba en Argentina y San Juan en Puerto Rico. Phil Collins sigue viajando con el reto de renacer.
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