Thom Yorke y compañía saldaron una cuenta pendiente con sus fanáticos peruanos y ofrecieron un show de más de dos horas en el que no faltaron los clásicos de la banda británica.
Al pisar el escenario, Thom Yorke entra en trance y da inicio a la ceremonia. El marco no podía ser el más adecuado, pues "Daydreaming" ─de su más reciente disco "A Moon Shaped Pool"─ inició a las 9 en punto el espectáculo musical más esperado en años. Fiel a su estilo, la parsimonía dominó los primeros minutos del show, que dieron cuenta del Radiohead más experimental: el de los últimos tiempos.
"Ful Stop" siguió en esa línea y disparó lo que sería una constante durante el resto de la noche: el espectáculo visual de altísimo nivel que acompañó a la banda durante las casi dos horas y media que tocó en el Estadio Nacional. Una gran pantalla ovalada al fondo del escenario y dos laterales, así como un juego de luces de otro planeta, nos demostraban que no estábamos solo frente a un grupo de genios musicales, sino también genios visuales. No solo el sentido del oído se activó, sino también la vista.
Hacia la tercera canción ─"15 Step" del álbum "In Rainbows"─ ya se escuchaba a la masa humana corear "Radiohead, Radiohead" y Yorke ofreció sus primeras palabras en español: "muchas gracias", dijo. La ovación se dejó escuchar.
El público que asistió al estadio Nacional se entregó por completo ante los delirios musicales de Yorke, Jonny Greenwood, Phil Selway y el resto del grupo. Aunque la respuesta no fue la mejor en cuanto a cantidad (se vieron vacíos en las tribunas), la calidad era elevada. La noche del martes los verdaderos fanáticos acompañaron a Radiohead en su primera visita a Lima. Y no terminarían decepcionados.
Luego de escuchar temas como "Pyramid Song", "All I Need" y "Myxomotosis" ─hasta ese momento seguíamos escuchando al Radiohead del nuevo milenio, quizás el más resistido por muchos─ llegó el primer viaje hacia el "OK Computer" (1997). "No Surprises" dio la sorpresa (no la tocaron en Chile ni Argentina) y el estadio se vino abajo. "Everything in Its Right Place" (del "Kid A") sostuvo el momento, el primer regalo de clásicos para los verdaderos fanáticos del grupo británico.
A estas alturas Thom Yorke, Jonny Greenwood y demás miembros de Radiohead estaban fuera de sí, perdidos en la música. El 'frontman' balbuceaba por momentos palabras en español (no dejaba de decir "gracias") mientras Greenwood comandaba el momento más experimental de la noche, con sendos temas de los discos "In Rainbows" y "Hail to the Thief".
Un nuevo momento cumbre llegó cuando "Street Spirit", un clásico del disco "The Bends" (1995), fue coreada por el respetable a todo pulmón. "Arpeggi" también fue muy bien recibida, así como "2+2=5". En este punto la gente levantaban las manos, movía la cabeza, se había entregado por completo a Radiohead. Estaba todo listo para el primer 'encore'.
EL PODER DE LOS CLÁSICOS
Lo mejor de la noche se guardó para el final. Había que recibir el paquete completo en la primera llegada de Radiohead al Perú: los experimentos y los 'hits'. "Fake Plastic Trees" hizo delirar a miles de fanáticos y significó el momento cumbre de la noche ─hasta ese momento─ transportando hacia los noventa a punta de nostalgia y ejecución musical.
"You and Whose Army" y "There There" allanaban el camino para que lleguen otros clásicos del "OK Computer" y el "Kid A": "Exit Music", "National Anthem" e "Idioteque". Cuando parecía que ya todo había alcanzado el clímax, Radiohead tenía preparada la bomba para el final de la noche.
Se trató de un regalo. Tom Yorke, siempre agradecido, recordó que era la primera vez que Radiohead estaba en Lima. Se había bromeado tanto en la previa acerca de si la banda iba a tocar o no su éxito más popular, "Creep", y la expectativa se respiraba en el aire. El famoso arpegio empezó entonces acompañado de la batería y el delirio fue masivo.
Radiohead superó las expectativas porque no solo tocó "Creep", sino que terminó el concierto con la que vendría a ser su santísima trinidad musical. "Paranoid Android" y "Karma Police" también fueron coreadas por el estadio en pleno, miles de fanáticos en cuyas voces terminaron las letras más emblemáticas del grupo inglés que retribuyó de esta manera el cariño del público peruano. Una banda histórica para un público selecto. La magia existe.
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