Tras una larga introducción musical, y cuando aún no había anochecido, el británico Seal salió al frente de un escenario dividido en cinco tarimas elevadas de color granate.
Tras una larga introducción musical, y cuando aún no había anochecido, el británico Seal salió al frente de un escenario dividido en cinco tarimas elevadas de color granate y flanqueado por dos escaleras laterales, en un concierto para el cual no quedó una entrada sin ser vendida.
No se podría decir con certeza cuántos temas compusieron su actuación, ya que unos los enlazaba y otros constituían directamente medleys de clásicos del soul, una amalgama de joyas prestadas por la "música del alma" de los sesenta que le llevó a rendir merecidos tributos a figuras como Sam Cooke, Otis Redding o Eddie Floyd.
Y es que en eso consiste "Soul", su último álbum presentado en directo en Madrid en la primera visita a la capital de toda su carrera, en un homenaje a los que han sido sus maestros para convertirle en una de las mejores voces negras del Reino Unido, tal vez la única capaz de competir con los grandes del r&b norteamericano.
Su público parecía estar haciendo sentadillas: la gente se posaba sobre los asientos para volver a levantarse instantes después, un movimiento grupal que comenzó ya cuando Seal abrió su espectáculo con la mítica "Papa was a rollin" stone", popularizada por The Temptations.
Comenzar un directo de casi dos horas con una versión de un tema tan popular era la prueba de fuego, y Seal la pasó con holgura en parte gracias a la compañía de los seis músicos de su banda: bajista y teclista, guitarrista, batería y una vibrante sección de vientos formada por cuatro integrantes.
El cantante pidió (y recibió) palmas casi desde los primeros compases, e insistió en hacer al público repetir frases en los momentos álgidos de su propuesta para el Escenario Puerta del Ángel, uno de los puntos cumbre de los Veranos de la Villa de Madrid.
Una vez pasada la prueba de fuego, el espectáculo continuó con "It"s a man"s world", segundo tributo de la noche, en este caso a James Brown, y aderezado como todos por la personalidad de una voz que, aunque notable, en alguna ocasión no consiguió destacar por encima del acompañamiento musical.
Cuando, unas canciones más tarde, llegó el turno de "Waiting for you", ya era evidente que estaba anocheciendo, y que a la noche le quedaban escasos minutos para mostrarse completamente teñida de negro: este tema anterior a "Soul", su octavo disco de estudio, fue la propuesta más enérgica y uno de los más aplaudidos y coreados por un público joven y no tan joven.
Y después aparecieron "Love"s divine", la más íntima de sus canciones, o "It"s alright", lo más festivo de la velada. Ambos temas mostraron a un Seal cada vez más contento por la buena acogida de un público al que invitó en inglés a sentirse como en una cita, como si se vieran por primera vez.
Después de mostrar que domina el juego tanto con el pie del micrófono como con el contraste entre la limpieza y la suciedad de su voz en diferentes partes de su concierto, y una vez asumido por el personal que su tesitura le permite un ataque certero a los tonos más agudos, Seal volvió a levantar al público con "Soul medley".
Esta propuesta, en el ecuador de un espectáculo ágil y redondo, en el que no hubo espacio para nada alejado de lo estrictamente musical, se construyó recopilando temas entre los que destacó "Knock on wood" (Eddie Floyd), quizá causante del mayor brote de entusiasmo popular de una noche de la que el propio Seal destacó su alta temperatura.
Presentados con una iluminación contrastada y selectiva, y acompañados de una proyección audiovisual diferente para cada canción, el vocalista y su banda desgranaron la guitarrera "The right life", última propuesta inundada de soul hasta que con "Kiss from a rose" y "Crazy", Seal insistiera en sus temas más populares y ampliamente esperados, ya sin metales.
Además, Seal comentó que, aburridos por la rutina de una gira agotadora, y como premio a los fans que le seguían desde el principio, habían decidido ofrecer en Madrid un espectáculo más largo. El público recibió la noticia encantado.
Cuando la velada llegaba a su fin, desde el escenario se revivió "People get ready", cerrando así su actuación con el mismo tema con el que concluye "Soul".
Creado por The Impressions, "People get ready" ha pasado por las manos de Bob Marley, Jeff Beck y Rod Stewart, Human Nature, Aretha Franklin o más recientemente Alicia Keys. Y para entonces Madrid ya disfrutaba de un cielo absolutamente negro.
EFE
No se podría decir con certeza cuántos temas compusieron su actuación, ya que unos los enlazaba y otros constituían directamente medleys de clásicos del soul, una amalgama de joyas prestadas por la "música del alma" de los sesenta que le llevó a rendir merecidos tributos a figuras como Sam Cooke, Otis Redding o Eddie Floyd.
Y es que en eso consiste "Soul", su último álbum presentado en directo en Madrid en la primera visita a la capital de toda su carrera, en un homenaje a los que han sido sus maestros para convertirle en una de las mejores voces negras del Reino Unido, tal vez la única capaz de competir con los grandes del r&b norteamericano.
Su público parecía estar haciendo sentadillas: la gente se posaba sobre los asientos para volver a levantarse instantes después, un movimiento grupal que comenzó ya cuando Seal abrió su espectáculo con la mítica "Papa was a rollin" stone", popularizada por The Temptations.
Comenzar un directo de casi dos horas con una versión de un tema tan popular era la prueba de fuego, y Seal la pasó con holgura en parte gracias a la compañía de los seis músicos de su banda: bajista y teclista, guitarrista, batería y una vibrante sección de vientos formada por cuatro integrantes.
El cantante pidió (y recibió) palmas casi desde los primeros compases, e insistió en hacer al público repetir frases en los momentos álgidos de su propuesta para el Escenario Puerta del Ángel, uno de los puntos cumbre de los Veranos de la Villa de Madrid.
Una vez pasada la prueba de fuego, el espectáculo continuó con "It"s a man"s world", segundo tributo de la noche, en este caso a James Brown, y aderezado como todos por la personalidad de una voz que, aunque notable, en alguna ocasión no consiguió destacar por encima del acompañamiento musical.
Cuando, unas canciones más tarde, llegó el turno de "Waiting for you", ya era evidente que estaba anocheciendo, y que a la noche le quedaban escasos minutos para mostrarse completamente teñida de negro: este tema anterior a "Soul", su octavo disco de estudio, fue la propuesta más enérgica y uno de los más aplaudidos y coreados por un público joven y no tan joven.
Y después aparecieron "Love"s divine", la más íntima de sus canciones, o "It"s alright", lo más festivo de la velada. Ambos temas mostraron a un Seal cada vez más contento por la buena acogida de un público al que invitó en inglés a sentirse como en una cita, como si se vieran por primera vez.
Después de mostrar que domina el juego tanto con el pie del micrófono como con el contraste entre la limpieza y la suciedad de su voz en diferentes partes de su concierto, y una vez asumido por el personal que su tesitura le permite un ataque certero a los tonos más agudos, Seal volvió a levantar al público con "Soul medley".
Esta propuesta, en el ecuador de un espectáculo ágil y redondo, en el que no hubo espacio para nada alejado de lo estrictamente musical, se construyó recopilando temas entre los que destacó "Knock on wood" (Eddie Floyd), quizá causante del mayor brote de entusiasmo popular de una noche de la que el propio Seal destacó su alta temperatura.
Presentados con una iluminación contrastada y selectiva, y acompañados de una proyección audiovisual diferente para cada canción, el vocalista y su banda desgranaron la guitarrera "The right life", última propuesta inundada de soul hasta que con "Kiss from a rose" y "Crazy", Seal insistiera en sus temas más populares y ampliamente esperados, ya sin metales.
Además, Seal comentó que, aburridos por la rutina de una gira agotadora, y como premio a los fans que le seguían desde el principio, habían decidido ofrecer en Madrid un espectáculo más largo. El público recibió la noticia encantado.
Cuando la velada llegaba a su fin, desde el escenario se revivió "People get ready", cerrando así su actuación con el mismo tema con el que concluye "Soul".
Creado por The Impressions, "People get ready" ha pasado por las manos de Bob Marley, Jeff Beck y Rod Stewart, Human Nature, Aretha Franklin o más recientemente Alicia Keys. Y para entonces Madrid ya disfrutaba de un cielo absolutamente negro.
EFE
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