Este hermoso espejo de agua azulina se encuentra a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, está llena de misticismo, encantos, historias y verdor.
Ir a la laguna San Nicolás en el distrito de Namora, a 35 minutos de la ciudad de Cajamarca, es ir al encuentro de la gloria y al contacto directo de la madre naturaleza. Puede comenzar un lindo día tomando un sabroso e indescriptible caldo de gallina para tener fuerzas para la caminata, que hará luego desde Namora hasta San Nicolás.
Este hermoso espejo de agua azulina se encuentra a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, está llena de misticismo, encantos, historias y verdor, acompañada de aves como los patos silvestres y los quindes, más conocido como picaflores o colibrís.
“La laguna es brava. Nadie se puede acercar porque está encantada", narra un poblador en cuyo rostro se ve el paso de los años.
Este hombre concentra la atención del grupo de turistas, pues los envuelve con sus cuentos, dando a conocer que antiguamente al acercarse a la laguna, de pronto aparecían hilos de colores, patos, aves, y al intentar agarrarlos desaparecía todo.
Laguna encantada
Los pobladores cuentan que la laguna San Nicolás fue bautizada allá por los años 1800 por los frailes, y que en su intento por apaciguar a la laguna, esta se los comió enteros.
Luego de un tiempo, volvieron a bautizar a la laguna, pero esta vez provistos de 4 sacos de sal llevados en 4 acémilas, arrojando la sal desde el filo de un cerro cercano a la laguna y donde realizaron un ritual, que de alguna manera tuvo un efecto positivo, pues desde hace tiempo ya no hay desaparecidos en sus aguas.
Los namorinos y en especial los habitantes de San Nicolás son personas muy amables y hospitalarias, viven de la agricultura pues siembran maíz, trigo, cebada, cereales, talla o tara, papa y crían ganado vacuno para yunta en el trabajo agrario, pero adicionalmente a ello, también manejan el concepto de turismo vivencial y ecoturismo.
Teniendo en cuenta el potencial de atractivo turístico y ecológico de su zona, el conocido poblador Alindor Ordoñez Briones, no dudo en enrumbarse en la construcción de una casa hospedaje, donde recibe al turista nacional y extranjero a un precio módico que permite a los visitantes descubrir que nuestro país, y en especial San Nicolás, es una maravilla ecológica, donde se puede descansar del ruido de la ciudad.
Por: Juan Cabrejos
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