Cazadoras neolíticas y violencia contra la mujer [COLUMNAS]

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Los discursos pronunciados ayer en el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres no son suficientes para hacer frente a uno de los problemas más graves de nuestras sociedades. Se trata de una aberración que afecta a la mayoría de los países del mundo pero en nuestro país las instituciones del Estado no siempre se muestran a la altura del desafío. Así lo evidencian recientes denuncias contra malos tratos de la Policía, reprobables decisiones del Poder Judicial, lentitud en el Ministerio de la Mujer, indiferencia en algunas municipalidades.

Por una razón u otra, las mujeres no disponen de seguridad en nuestro país y la pandemia lejos de limitar las cifras de violencia y feminicidio, parece haber exacerbado las pulsiones de algunos hombres que no aceptan ni la independencia de las mujeres ni el principio de igualdad con el que deben ser tratadas. La raíz del problema es cultural, es decir que la violencia se ve estimulada por la percepción tradicional de una jerarquía entre los géneros que todavía se mantiene al interior de muchas familias.

Resulta por eso aleccionador un libro reciente del prestigioso paleo-antropólogo Pascal Picq, cuyo título parafrasea el nombre de una película que lanzó la popularidad de la actriz Brigitte Bardot: Y la evolución creó a la mujer. Picq estudia el comportamiento de grupos humanos desde la era neolítica y los compara con el de otros primates superiores. Los seres humanos constituimos al parecer una de las especies más agresivas y que peor trato dispensa al género femenino. Picq sostiene que el régimen patriarcal ha sido particularmente acentuado en sociedades de Europa y Medio Oriente y cita como ejemplo de lo contrario el reciente hallazgo de una mujer cazadora enterrada hace nueve mil años en la localidad de Wilamaya Patjxa en la región de Puno. Al parecer, el viejo mito del hombre cazador y la mujer recolectora carece de sustento científico y podría desaparecer tal como desapareció la creencia de algunos grandes filósofos que estaban persuadidos de que el cerebro de las mujeres era relativamente más pequeño que el de los varones. La violencia de género comienza, como lo vemos también en el caso de crímenes racistas, xenofóbicos y homofóbicos en la mente de las personas.

Lo contrario de la violencia es el diálogo y la disposición a buscar consensos con los que no piensan de la misma manera. Al parecer, esa es la idea que guía al presidente Sagasti, quien ayer se reunió con la presidenta de Fuerza Popular, Keiko Fujimori. Como sabemos, Sagasti no cuenta con una mayoría en el Congreso y necesitará el voto de varias bancadas para asegurar la confiancia en el gabinete de Violeta Bermudez.

A propósito del partido fujimorista, ayer tomó distancia del grupo llamado La Resistencia, al que se atribuye el vandalismo practicado contra el mural pintado en el Centro de Lima en homenaje a los dos jóvenes que fallecieron en las marchas del pasado sábado 14 contra la efímera presidencia de Manuel Merino. El comunicado oficial advierte que de comprobarse que alguno de los miembros de La Resistencia sigue afiliado a Fuerza Popular “será expulsado de inmediato porque no compartimos sus actos radicales y violentos”.

El gobierno argentino ha decretado tres días de Duelo Nacional por el fallecimiento del futbolista Diego Armando Maradona, cuyos restos serán velados en la sede de la Presidencia de la República. Maradona ha sido uno de los grandes deportistas del siglo XX y también un ídolo popular. No es el momento de destacar sus dudosas relaciones con dictadores ni los aspectos autodestructivos de su personalidad. Le corresponde el respeto que los vivos expresamos a los que ya no están con nosotros y el homenaje de sus numerosos admiradores en su país natal y en el mundo entero.

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