Una agencia noticiosa internacional realiza un análisis de las combis, principales exponentes del transporte públicos limeño. La compañía ´descubre´ la figura del datero y del cobrador, tan comunes en nuestro día a día.
El ayudante del bus, Adán Huanca, le grita "Pisa, pisa, pisa" al conductor para que acelere e impida pasar a otro bus que le disputa los pasajeros. Pronto hay frenazos y maniobras arriesgadas: en Lima el transporte público es una guerra feroz y los pasajeros son el botín.
Son buses pequeños llamados combis, donde un chico multifunciones (de pie en el estribo de la puerta abierta y con medio cuerpo afuera del bus en movimiento) grita la ruta casi sin interrumpirse: "Arequipa, Tacna, Wilson, todo Arequipa, todo Arequipa..."
Adán ve a un hombre indeciso en la vereda y lo anima a subir. Luego él mismo se mete en el bus y empieza a cobrar. En la capital peruana no se paga al subir sino cuando el cobrador decide.
El ayudante anda con un montón de monedas en la mano que hace tintinear para avisar que está cobrando. Tiene que acordarse de quién pagó y quién no. Él gana 10 céntimos por pasajero que sube.
El precio del pasaje no es fijo y varía según adonde uno vaya. En ocasiones cobrador y pasajero no se ponen de acuerdo y eso origina peleas que pueden terminar con el pasajero expulsado del bus.
Captar pasajeros es una guerra feroz. Además de los cobradores, como Adán, que no paran de gritar, están decenas de "dateros" apostados a lo largo de la ruta y dan información valiosa.
"Nos avisan si hay policías adelante pero sobre todo nos avisan sobre las combis que acaban de pasar", dice Adán.
El datero se acerca al bus y grita "1, 3, 4", lo cual significa que las tres anteriores combis en esa misma ruta pasaron hace uno, tres y cuatro minutos.
Con los datos el conductor sabe entonces si tiene que acelerar (pisarle) o ir más lento (chantarse). El datero también informa si la combi que va adelante está llena ("sopa"), con sólo pasajeros sentados ("plancha") o vacía ("misia"). Adán le lanza al asfalto diez céntimos (3 centavos de dólar) al datero por la información.
"Apéguese más, colabore", grita Adán a los pasajeros parados, para que se muevan más al fondo pues es hora punta y hay que llenar con más gente.
El nombre Combi viene de las unidades Volskswagen que llegaron en los 80 a Lima bajo la marca Kombinationfahrzeug.
Cerca del 60% de los 8 millones de personas que viven en Lima utiliza las combis como su principal sistema de transporte, según una investigación de la privada Universidad Católica. Siete de cada 10 usuarios se quejan de las peligrosas carreras entre buses en medio de calles atestadas y porque choferes y cobradores los tratan muy mal.
"En la forma como está concebido el sistema hoy en día no hay forma de que eso mejore", dice a la AFP el experto en transporte Juan Carlos Dextre. "Hay empresas que arriendan el bus y el que conduce el bus le tiene que dar al dueño un monto fijo; en otros casos el conductor es el dueño; otros pagan cupos por operar una ruta", es decir que para todos la supervivencia depende de mantener llenar su combi, agrega.
Es una guerra costosa, dice Dextre pues "los buses están involucrados en el 18%" de los más de 50.000 accidentes anuales que se producen en Lima.
"Lo que hay en Lima es un tremendo desorden y ninguna autoridad", dice la alcaldesa electa de Lima, Susana Villarán, para describir el sistema de transporte de la ciudad.
-AFP-
Video recomendado
Comparte esta noticia