Hoy los campesinos con orgullo ven como el algodón nativo, sigue siendo la fibra que sigue vistiendo a los lambayecanos.
Según los arqueólogos, en el valle del río Nilo en Egipto, donde floreció la Cultura Egipcia hace 4 mil años, también habría florecido la domesticación y el aprovechamiento de plantas como el algodón. Y cuando los españoles llegaron a partir de 1532, se dijo que trajeron plantas nunca vistas en territorio peruano como el algodón.
Pero con el correr de los años, las excavaciones arqueológicas han demostrado que las antiguas culturas, en especial las que se desarrollaron a lo largo de la costa, sí conocieron el algodón; y en el caso específico de la región Lambayeque, se sabe que conocieron hasta 11 variedades de algodón de color.
En todas las excavaciones arqueológicas realizadas en los últimos 20 años se han encontrado piezas textiles con un acabado de primera. En Caral por Lima y en Santa Rosa por Pucalá, se han encontrado piezas textiles con un registro de más de 3 mil años antes de Cristo.
A lo encontrado en Santa Rosa súmele usted la gran cantidad de piezas textiles que se han encontrado en todas las tumbas excavadas en los últimos años, por lo que se sabe que los antiguos lambayecanos usaban el algodón ahora llamado nativo, para elaborar hermosas prendas de vestir, por lo que podemos decir que se vestían muy bien.
Al rescate
El cultivo del algodón nativo siempre ha estado a nivel casi familiar y clandestino, pues no había casa rural que no tenía un par de plantas sembradas cerca. Era para mantener las semillas y para cosechar en pequeña escala el algodón de colores para tejer alforjas, fajas, mantas.
A pesar de que en 1940 el Gobierno Central prohibió la siembra del algodón, las familias campesinas lo siguieron haciendo con dos o tres plantas entre sus huertos. Esto ha permitido de que hoy se pueda contar con semillas; y ahora el esfuerzo por recuperar el algodón nativo es un esfuerzo combinado entre el Gobierno y los mismos agricultores.
Y los frutos ya se ven. Las comuneras, herederas de ancestrales conocimientos del telar de cintura, están elaborando exquisitas telas de algodón nativo con las cuales se está hasta fabricando vestidos para la exportación.
Mórrope, Túcume, San José, Monsefú, entre otros distritos, impulsan talleres textiles donde usan el algodón nativo y es en el museo de Túcume donde se ha instalado un laboratorio genético para la producción de semillas de algodón nativo.
Por: Juan Cabrejos
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