Frente al Ejecutivo y al Congreso, sería ingenuo desconocer que existen fuerzas interesadas en que la violencia se reanude, alentada por banderas destinadas a orientar el descontento y la decepción.
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Cada uno de los actores de nuestra vida pública prepara con cautela el papel que deberá jugar durante el período que nos llevará a las elecciones generales anticipadas. El gobierno tiene dos tareas urgentes: separar a los funcionarios nombrados irresponsablemente por Pedro Castillo y ejecutar políticas sectoriales que se traduzcan en beneficios tangibles para la población. El Congreso debe definir las reformas que serán aprobadas antes de que se cumpla el plazo para convocar elecciones con reglas claras y partidos capaces de despertar confianza. Frente al Ejecutivo y al Congreso, sería ingenuo desconocer que existen fuerzas interesadas en que la violencia se reanude, alentada por banderas destinadas a orientar el descontento y la decepción: políticos desplazados del poder, movimientos extremistas y representantes de actividades económicas ilegales. Durante los 17 meses de Castillo se ha intensificado la acción del narcotráfico, de la minería ilegal y la tala ilegal que actúan en numerosos espacios de nuestro territorio. ¿Qué se hizo, por ejemplo, cuando el enfrentamiento con armas de guerra entre diferentes grupos de mineros ilegales causó la muerte de más de 14 personas el pasado junio en la provincia arequipeña de Caravelí? ¿Acaso lo habíamos olvidado? El espacio más inclusivo para el diálogo es el Acuerdo Nacional. Dirigido por un experimentado hombre de escucha, el psicoanalista Max Hernández, el Acuerdo Nacional nos ha ayudado en el pasado a salir de polarizaciones para elaborar políticas públicas. Hoy se halla en su hora más difícil. Si logra hacer dialogar a los poderes públicos con representantes de todos los sectores sociales, habrá contribuido a encender una luz en el horizonte sombrío del odio, el desprecio y la violencia. Max Hernández advierte sin embargo en La República: “No sé si será posible el diálogo, pero sí sé que en caso contrario la violencia va a continuar”.
Las cosas como son
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