La mayoría de asistentes al Cementerio General no elevaron sus oraciones, sino su voz de protesta contra los funcionarios de la Beneficencia Pública.
Ante la masiva concurrencia de los cajamarquinos al Cementerio General para visitar a sus difuntos, el agua se agotó rápidamente.
La mayoría de asistentes no elevaron sus oraciones, sino su voz de protesta contra los funcionarios de la Beneficencia Pública.
“No puede ser posible que en un día donde el cementerio es muy concurrido falte el líquido elemento”, señalaron los asistentes.
“El agua se necesita para colocar las flores y también para calmar la sed de los asistentes”, agregaron.
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