El machismo nace y se reproduce en los hogares, con las jerarquías, las limitaciones de libertades y la mala distribución de tareas domésticas.
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El sentimiento de superioridad que muchos hombres tienen respecto a las mujeres es un viejo y arraigado prejuicio heredado de todas las tradiciones que han confluido en nuestra sociedad. Las mujeres han comenzado a ejercer su derecho al voto recién en 1956, es decir, casi siglo y medio después de nuestra Independencia. Y eso, a pesar de que muchas mujeres jugaron un papel heroico para asegurar la victoria de las fuerzas independentistas, como lo prueba la Orden del Sol concedida por el general San Martín a decenas de mujeres patriotas.
El machismo nace y se reproduce en los hogares, con las jerarquías, las limitaciones de libertades y la mala distribución de tareas domésticas. Por eso es una buena noticia el resultado de un sondeo realizado por la Asociación de Comunicadores Sociales Calandria. 79 % de los sondeados se dicen favorables a que los peruanos asuman y compartan las mismas tareas que realizan las peruanas en el hogar.
El sondeo será presentado hoy en la sede de la Agencia Española para la cooperación internacional. Se ha sondeado a varones de ocho ciudades del Perú. 68 % de los sondeados declaran realizar la limpieza de la casa y cerca del 60 % el lavado de la ropa y la vajilla. El porcentaje pasa sin embargo bajo el 50 % cuando se trata de la preparación de la comida.
La Asociación Calandria ha lanzado la campaña Seamos de esos, para promover relaciones igualitarias entre los géneros y destacar que se vienen produciendo cambios positivos en las percepciones y formas de pensar de la mayoría de los varones.
Naturalmente el cambio de las percepciones debe mucho al aumento exponencial de mujeres plenamente incorporadas al mercado laboral. Y hoy sabemos que la participación equitativa en las tareas domésticas mejora la convivencia y el bienestar de toda la familia. Nada de esto niega las elevadas cifras de maltrato, discriminación, acoso y feminicidio. Pero podemos esperar que cada vez más los jóvenes sean educados viendo a sus padres participar por igual en el trabajo profesional y en las tareas domésticas.
Las cosas como son
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