El carnaval jaujino es pausado, sobrio, elegante, rítmico, pedante, como el espíritu del jaujino , afirma el historiados José Oregón Morales.


El espíritu carnavalesco ya se vive en la región Junín y principalmente en Jauja que- según el historiador José Oregón Morales-desde el siglo XVIII era muy pintoresco, época en que jugaban con harina en puñados para pintarrajear las caras.
Incluso los padres de la doctrina eran participes de las fiestas de carnavales. Las familias por las tardes salían a dar vueltas por la plaza principal, bailando al compás de arpas y guitarras, encabezados por un mulato bufón.
El carnaval jaujino tuvo cambios; sin embargo, la elegancia y el garbo en los danzantes permanecen hasta el día de hoy.
Es así que cada año la población de Jauja, se organiza para celebrar a lo grande los carnavales desde el vestuario elegante donde las mujeres visten: lliclla, monillo, faldellín, sombrero de paja, pañuelo, medias de nylon, zapatos de charol, y tacos altos, aretes y prendedor de oro, al puro estilo de la elegancia y la belleza jaujina.
Mientras que el varón viste terno de color oscuro, camisa, corbata, poncho blanco de lana con rayas, negras, verdes o marrones, pañuelos de cuello, sombrero de paja, siempre con la galantería y la pedantería de los llamados “rajatablas” que muestran una sonrisa por su apodo durante siglos.
Es así que durante el mes de febrero se inician los carnavales donde cada distrito y barrio se organiza desde la traída del árbol para ser plantado y bailar alrededor para luego cortarlo y festejar al nuevo padrino que pasará la fiesta al próximo año, costumbre que envuelve en el humor, la alegría, la irreverencia, la parodia y la elegancia de los que los pobladores y los visitantes.
Es costumbre que cuando una persona se ha comprometido a asumir un cargo festivo y fallece un pariente cercano suyo (padres, cónyuge o hijo), le es exonerado el gasto de ese año, pero se le exige asumir el cargo al año siguiente.
Si la persona o pareja comprometida no cumple su cargo festivo, recibe la crítica y burla general a través de unos muñecos que los representan y que se colocan en el monte o árbol que debían presentar, procediendo luego a quemarlos bajo los acordes de una marcha fúnebre. Además de esta sanción, se les excluye de todas las celebraciones institucionales.
“El cortamonte” son de aliso, eucalipto o guindo traído por los jóvenes que gustosos colaboran para trasladar al lugar donde será plantado para bailar alrededor del adornado árbol, costumbre que se da todo el mes de febrero en los barrios tradicionales de Jauja, Huarancayo, Panamericano, El Porvenir, La Libertad, Cruz de Espinas, Huaccllas, Yauyos, Marco y otros.
Antes de iniciar la danza alrededor del monte el padrino da el primer hachazo, posteriormente los invitados.
Durante el baile se invita la chicha de jora y licor de caña, al compás de la sentida y nostálgica muliza, el huayno carnavalesco y la pandillada jaujina, interpretadas por reconocidas orquestas típicas que saben de la sensibilidad del jaujino deleitan con su música a los danzantes.
El país entero podrá disfrutar y compartir de los carnaval de jauja (primera capital del Perú) del 09 de febrero hasta el 04 de marzo.
Por: Lizzet Paz
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