Es cierto que la oposición por principio a la minería cada vez se parece más a los miedos de la Edad Media. Pero los conflictos sociales deben preverse y resolverse a través del diálogo.
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La presidenta de la República y el presidente del Congreso escriben a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para afirmar que “el Perú es un país democrático que tiene sus propios mecanismos internos para controlar las leyes que se aprueben, sea a través del control difuso ejercido por el Poder Judicial o del control concentrado ejercido por el Tribunal Constitucional”.
Por su parte el primer ministro pide a la fiscalía “mayor precaución y un poco más de cautela” en las denuncias contra la presidenta Dina Boluarte. Y el Congreso solicita al Tribunal Constitucional pronunciarse sobre la sentencia judicial que repuso en la Junta Nacional de Justicia a Aldo Vásquez e Inés Tello.
Y mientras los altos funcionarios multiplican los frentes de batallas institucionales, ¿quién se ocupa de la Economía? ¿Qué autoridad ha estado en el valle del Tambo para escuchar la palabra de los pobladores y buscar una salida a lo que podría ser un bloqueo contraproducente para todos?
El Perú es desde hace miles de años un país minero. La gran minería responsable se somete a las exigencias ambientales y desarrolla estrategias de relacionamiento con las poblaciones concernidas. Pero parece que hubiera habido que leer un comunicado firmado por el alcalde provincial de Islay y cuatro alcaldes distritales para reconocer que el trabajo de legitimación social no se ha terminado.
La empresa Southern ha invertido en proyectos de salud y de educación y ha reformulado su plan inicial para que no quede duda de que su presencia en el valle del Tambo no perjudicará la calidad del agua. Se ha aprobado por eso un estudio de impacto ambiental.
Arequipa y el Perú necesitan aprovechar el alza del precio internacional del cobre, que generará más empleo y menos pobreza. Es cierto que la oposición por principio a la minería cada vez se parece más a los miedos de la Edad Media. Pero los conflictos sociales deben preverse y resolverse a través del diálogo.
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