Desde diferentes lugares del país, los peruanos apagaron luces de su viviendas en apoyo a iniciativa mundial. En Plaza Mayor hubo cuenta regresiva con participación de autoridades.
Llegó la Hora del Planeta al Perú este sábado. Con gran éxito se inició una campaña mundial que busca crear conciencia en la población sobre los efectos del cambio climático, a través de un apagón simbólico que se inició a las 8.30 de la noche y se prolongó hasta las 9.30 p.m.
Es el cuarto año consecutivo que nuestro país se suma a esta iniciativa que promueve el Fondo Mundial para la Naturaleza desde el 2007. En el 2009 participaron 8 millones de personas.
Los principales edificios públicos y privados del país lucieron a oscuras, como los ubicados a los alrededores de la Plaza Mayor de Lima, en donde el ministro de Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, y la alcaldesa Susana Villarán encabezaron una cuenta regresiva. Allí se instaló un gran interruptor que fue presionado por ambas autoridades para iniciar el apagado de las luces.
Decenas de personas con velas en mano disfrutaron de un ameno programa artístico en la Plaza de Armas, mientras transcurrió la hora señalada. Palacio de Gobierno, la Catedral de Lima y el Municipio limeño permanecieron en penumbras.
El ministro Manuel Pulgar Vidal invitó a los peruanos a reflexionar en esta jornada. "La Hora del Planeta es un simbólico (...) Hay que reconocer que nuestro planeta tiene límites", indicó, para luego mencionar que debido al calentamiento global los eventos naturales se acentúan cada año, como intensas lluvias, sequías, huaicos, entre otros.
Reporteros y corresponsales de RPP Noticias recorrieron diferentes puntos de la capital y de las principales ciudades del país para constatar que muchos ciudadanos cumplieron con apagar las luces de sus viviendas.
En el Cusco, el corresponsal informó del poco compromiso de los pobladores en apoyar esta campaña. En Chiclayo y Ayacucho se habló de una buena acogida.
Después de una hora, las luces volvieron a encenderse. La alcaldesa de Lima recordó a los vecinos a ahorrar energía durante todo el año porque ello ayudará a que nuestros glaciares no se derrintan y, consecuentemente, no se afecte a las reservas de agua dulce.
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