La festividad del Cristo de la Exaltación se realiza del 3 al 16 de setiembre, y en ella la imagen es sacada en procesión, acompañada de una banda de músicos.
Como todos los años centenares de fieles llegan hasta el distrito de Huarmaca, en la provincia de Huancabamba para venerar al Señor de la Exaltación, considerado como un símbolo de la fe católica en esta parte de la sierra de Piura.
Festividad del Señor de la Exaltación de la Cruz de Huarmaca
La festividad del patrono de Huarmaca se realiza del 3 al 16 de setiembre, entre actividades religiosas, deportivas, gastronómicas, culturales y otras que congregaran a centenares de pobladores, donde lo importante es reunirse con la familia. Por eso, durante estos días los pobladores que viven fuera de la localidad retornan a sus hogares como parte de la tradición, según nos cuenta uno de sus lugareños, Ernesto Vela Carrasco.
Durante la procesión del Cristo de la Exaltación, que previamente es venerado en su santuario, se ora por la integración familiar, salud, trabajo, así como para agradecer los favores recibidos.
El santo es acompañado por su cofradía, la banda de músicos, que este año recae en el conjunto Santa Lucía de Moche; y los centenares de fieles, quienes a su paso realizan quemas de castillos.
Imagen del Cristo de la Exaltación
Desde el siglo XIX la escultura del Cristo se encuentra en el altar mayor del santuario Santa Ana, el mismo que tiene una altura de 1.75 centímetros y pesa unos 50 kilos.
Sus facciones están perfectamente delineadas, tiene una cabellera larga tendida sobre la espalda, su cabeza se encuentra inclinada y el lado derecho de su cuerpo tiene heridas sangrantes, mientras sus brazos están sostenidos con bisagras, lo que permite que en Semana Santa y en el día central de su festividad, el 14 de setiembre, sea presentado como Cristo Yacente; mientras el resto del año es presentado como el Cristo Crucificado, donde sus brazos y pies tienen clavos, así como heridas en sus hombros, rodillas y cabeza por la corona de espinas, según nos describe Vela Carrasco.
Historia de la llegada del Señor de la Exaltación
Son diversas las historias que se cuentan sobre su origen, según nos precisa Ernesto Vela, quien afirma que algunos de estos relatos refieren que el Cristo de la Exaltación lo hizo un escultor español en el tiempo de la colonia, quien viajó a Quito (Ecuador) donde lo modeló y trasladó hasta el puerto de Paita, en Piura, a bordo de una lancha, desde donde fue llevado por los indios esclavos a Huarmaca.
Otra de las historias indica que la escultura fue llevada a Lambayeque y estuvo en poder de unos campesinos de apellido Manchay, en el caserío de Succhirca, cuyo gobernador Hilario Elera lo rescató y lo llevó a Huarmaca entre los años 1856-1886.
Una tercera versión da cuenta que un escultor huaracino talló la imagen en Huarmaca en madera de cedro mulato, utilizando un gran tronco traído de los bosques del caserío de Paltama.
Por su parte, el pintor y escultor huancabambino Vicente Jibaja Carnero, conocido como Jibaja Che, afirma que en Quito (Ecuador) existe una imagen del Cristo crucificado muy parecida al Cristo de la Exaltación por lo que podría haber sido traída de ese lugar, sin descartar la versión que haya sido esculpida en Huarmaca, tomando en consideración que en esas épocas ya existían escuelas de arte en algunas ciudades del virreinato.
Los moradores refieren que a pesar de existir varias historias sobre el origen de la escultura, el sentir y devoción es uno solo, que se demuestra cada año durante su festividad.
Por Lina Fiestas
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