La festividad en honor a Santa Rosa de Lima se vive con gran fervor e intensidad en el distrito liberteño de Bolívar.
Santa Rosa no es solo de Lima. Las incontables muestras de amor a Dios y al prójimo demostradas por quien nació con el nombre de Isabel Flores de Oliva, traspasaron los grises límites de la enmarañada ciudad capital para afincarse en un distrito andino que se levanta a más de 3 mil 200 metros sobre el nivel del mar.
Ese distrito, cuya tradición lo distingue de otros, incluso de los más cercanos a su circunscripción se llama Bolívar y pertenece a la región La Libertad, aún cuando la geografía indique una clara cercanía con la vecina Cajamarca.
Bolívar tomó a Santa Rosa como su santa patrona en 1940. Así, desde hace 72 años, la mujer convertida en la dulce personificación de la bondad y el sacrificio, bendice a los pobladores de un distrito que la venera de particular manera.
Por ello, en Bolívar no se espera la llegada de cada 30 de agosto para recordar a la santa. La cariñosa celebración se inicia diez días antes con las novenas en su honor. Durante ese lapso, previo al día central, a Rosa se le reza, se le venera y también se le ofrecen danzas y cánticos por todo el perímetro de la Plaza de Armas luego de la respectiva celebración eucarística.
Un “calientito” contra el frío
La noche de festejo no estaría completa sin un vaso con “calientito” en la mano para brindar, claro está, por la patrona y por su pueblo que le rinde tributo. Sin duda, con un vaso de “calientito”, las noches frías son más llevaderas en las zonas andinas.
Además, si a la tradicional bebida le agregamos la calidez y el afecto propios de los amigos de Bolívar, pues entonces no hay frío que valga. Es importante resaltar que el nombre oficial del “calientito” es el de Gro.
Sí, así de simple, Gro y punto, una bebida que tiene como base tres ingredientes: un poquito de alcohol, algo de agua hervida y una generosa porción de cedrón, un producto utilizado también para la preparación de estimulantes infusiones.
Con el Gro en un vaso y el corazón palpitando de emoción, el pueblo de Bolívar se rinde ante su patrona, ofrendándole su cariño con las típicas danzas conocidas como Pachacas, con vestimentas que aluden al halcón, ave que surca los cielos andinos en desafiante vuelo.
Los danzantes, entonces, muestran sus atuendos adornados con plumas, complementados con un sombrero y un manto blanco que cubre su rostro, seguramente radiante y satisfecho por tener la oportunidad de demostrar el indubitable cariño a su Santa Rosa.
Prolongada travesía
Llegar a Bolívar no es algo fácil. Desde Trujillo se necesitan algo así como 20 horas. Se trata de casi un día de viaje que tiene como natural recompensa disfrutar del maravilloso paisaje que se puede observar tempranamente a través de las ventanillas del vehículo.
Curiosamente para viajar hasta Bolívar será casi imprescindible circular hasta por tres regiones del país. De esta manera, se parte desde Trujillo, en la región La Libertad para llegar a Cajamarca y desde allí dirigirse al distrito de Balsas en la provincia de Leymebamba, esto ya en territorio de la región Amazonas.
¿Vale la pena tan prolongada travesía? Sí, No cabe la menor duda. Fervor, música, danzas, deporte y los platos más deliciosos que la gastronomía andina pueda brindar son justificaciones más que suficientes para experimentar la festividad de Santa Rosa en Bolívar.
De esta manera y probando un siempre sabroso cuy con papas o saboreando el contundente picadillo de venado, turistas y pobladores de Bolívar se funden en un abrazo y una oración destinada a Santa Rosa del Perú y el mundo, la mujer que es hoy y será siempre el incólume ejemplo de integridad a toda prueba.
Por: Jorge Rodríguez
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