En la mentalidad de un bombero parece ser que nada es imposible. Cuando quedan cara a cara con el fuego, la adrenalina y las ganas de ayudar los impulsan a ganar el combate ante el enemigo.
Cuando la llama crece y avanza inexorable, la mente de un bombero se transforma en una calculadora automática. Mide tiempo, clima, temperatura ambiental, altitud de un edificio, mientras va estirando la manguera de más de 20 metros de largo.
Desde el inicio de la emergencia sanitaria por la Covid-19, el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú se mantuvo atendiendo accidentes, fugas de gas, llamada de auxilios o amagos de incendio sin fallar a ningún requerimiento reportado en su central de emergencia.
El Brigadier Mayor CBP, Mario Casaretto La Torre, es jefe departamental de Lima Centro, tiene 61 años y es instructor de más de cuarenta promociones a lo largo de sus 46 años de servicio. Él señala que en esta pandemia, el golpe más duro es ser testigo de cómo se le iba la vida a sus compañeros.
“He atendido partos, heridos graves. He tratado piernas mutiladas por el terrorismo, cuerpos carbonizados en incendios de riesgo, pero nada se compara al dolor que se siente cuando compartes el sufrimiento de un compañero luchando por su vida”, comenta.
Durante los primeros 110 días del Estado de Emergencia, los bomberos voluntarios tuvieron a nivel nacional 770 contagios. 423 de sus miembros se encuentran en recuperación, 57 sospechosos de padecer la enfermedad, 5 están en la Unidad de Cuidados Intensivos, 283 cumplen cuarentena obligatoria y han fallecido 16 bomberos en actividad, 6 en situación de retiro.
Siempre preparados para las emergencias
El Teniente Juan Batilana tiene 50 años y pertenece a la Bomba El Agustino 176. Con su dramático testimonio revela lo que le toco vivir después de su participación en dos incendios que ocurrieron durante los primeros días de abril.
“Tuve fiebre. Fui a emergencia pero me devolvieron a casa. Me dijeron que tenía neumonía. Cuando ya no pude respirar, tenía los dos pulmones infectados. Casi agonizando llame a mis compañeros para despedirme de ellos. Dios sabe por qué estoy vivo”, comenta.
Juan Bataglia es bombero voluntario hace 24 años. En julio de 1996 sufrió quemaduras en las orejas, cuello y otras partes del cuerpo al salvar a dos de cuatro niños que habían quedado atrapados en el fuego. Hoy, su hija de 16 y su hijo de 17 acaban de ser admitidos como bomberos.
En esta cuarentena, los bomberos decidieron hacer sus propias actividades para sostener a sus familiares. Nunca dejaron de preocuparse por cumplir con su deber y continuaron asistiendo en las emergencias.
El Teniente Brigadier Luis Escudero tiene 51 años y lleva como bombero 25 años de servicio. En su esfuerzo por estar en primera línea, se contagió de la enfermedad.
“He vivido un infierno. Como bombero se arriesga todo porque nuestro deber es ayudar al prójimo. No podíamos parar con las emergencias. En los primeros días no contábamos con mascarillas, no teníamos mayor protección. Hemos tenido que hacer colecta y la empresa privada nos dio un gran apoyo al proporcionarnos alimentos”, señala.
Pese a la falta de equipo protector, en el mes de abril - solo en Lima y Callao - los bomberos tuvieron que apagar 351 incendios. Estuvieron en 381 emergencias médicas, acudieron a 530 intervenciones por fugas de gas, 72 llamados por cortos circuitos y brindaron ayuda en 179 accidentes de tránsito.
“Muchos quieren ser bombero y lo primero que preguntan es cuánto voy a ganar. Cuando se enteran que un bombero da la vida por el prójimo sin cobrar nada, se les quitan las ganas”, refiere el Teniente Brigadier Escudero.
Él también se contagió de Covid-19. Fue internado en la Villa Panamericana durante 28 días. Luego de pasar por un proceso de recuperación y aún víctima de la neumonía, retomó sus actividades.
Hace una semana participó en un incendio de gran embargadora en el distrito de Ventanilla, provocado por un corto circuito en una fábrica de alcohol. El incendio duró día y medio y participaron alrededor de 25 máquinas y alrededor de 100 bomberos.
“No puedo ingresar al fuego porque estoy en plena recuperación de la neumonía, así que hago puesto de comando en transporte y comunicaciones, ordenando combustible, rehidratantes, la distribución de los alimentos”, señala.
Emergencias de todo tipo
La emergencia para todo bombero pone a prueba su preparación y capacidad para resolver casos, como atender a una señora embarazada a punto de dar a luz y no tener quién la ayude.
El teniente Luigi Gianfranco Rivero Sánchez tiene 28 años. Es odontólogo de profesión y durante la cuarentena ha recorrido lugares donde no llega el automóvil. Hace tres meses se convirtió en ángel salvador para una señora que necesitaba la asistencia de un médico.
“Creíamos que era un caso de Covid. Se trataba de una señora a punto de dar a luz y llegamos en el momento preciso. Se encontraba desesperada. Se le intervino bajo presión de los familiares, la paciente misma estuvo a punto de desmayarse. Felizmente llegamos a la emergencia de la maternidad. Nos dio una gran satisfacción”, comenta.
Los integrantes del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú han sabido dar la vida por los demás. Son un ejemplo de Peruanos Camiseta, que sin recibir ningún estímulo material ponen en riesgo su vida para servir a los demás.
Comparte esta noticia
Siguenos en