Mauricio Walbroch murió en 1877 y está enterrado en el Cementerio General de Miraflores. Hasta hoy, es centro de visitas en Día de todos los Santos.
Como ya es tradición en Trujillo en el Día de todos los Santos, la tumba de Mauricio Walbroch, el “chinito milagroso”, nuevamente ha convocado a centenares de visitantes quienes han dejado ofrendas florales y, fervorosamente, se acercan a pedirle un milagro.
Poco se conoce de Walbroch. En la escritura de su nicho, ubicado en el pabellón San Francisco del Cementerio General de Miraflores, se aprecia su apodo “Chinito”, y que murió el 24 de enero de 1877.
Las muestras de cariño, fervor y agradecimiento de sus visitantes se deben a los milagros concedidos en casos de salud, prosperidad, viaje o por una curiosidad. Será bueno, entonces, poder pedirle esta vez porque regrese un Trujillo calmo y seguro, sin asesinatos y extorsiones. A ver, ‘Chinito’, concédenos ese milagro.
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