El curanderismo es una actividad practicada desde antiguas civilizaciones peruanas en el norte del Perú.
Siempre tuve la curiosidad de conocer el por qué cuando juega la selección de fútbol del Perú, un grupo de coloridos personajes ataviados de ponchos, sombreros, hierbas y brebajes son noticia porque aparentemente generan buena vibra por un triunfo de la bicolor.
Aquellos personajes folclóricos con afán de figuración son conocidos vulgarmente como “chamanes” que solo contribuyen a la mediocridad alrededor del “julbo peruano”.
Sin embargo, en el norte del país existen personajes como el arqueólogo Régulo Franco Jordán, que como carta de presentación y defensa del ancestral curanderismo es su aporte en el descubrimiento de la Dama de Cao, en la región La Libertad.
Según el arqueólogo, la Dama de Cao es la primera gobernante del Perú prehispánico, que poseía poderes sobrenaturales, lo que se desprende de sus tatuajes de serpientes y arañas que señalan su poder de vaticinar y fecundidad como se ha registrado en un ceramio mochica del Museo Cassinelli en que se aprecia a una curandera con un paciente decúbito dorsal con tatuajes similares a la Señora de Cao.
Régulo no es un curandero, menos un chamán, pero su apoyo en la investigación sobre curanderismo es valioso para revalorar lo ancestral, mágico y espiritual de esta actividad que tiene en la Dama de Cao como una protectora y maestra de los curanderos.
La práctica de está actividad se mezcla también con elementos de la fusión cosmo andina con el español por el uso de la cruz. Además es indispensable piedras mágicas, y la planta conocida como san pedro, cetros, Spondylus; entre otros.
Nos explica que para las popularmente conocidas “mesadas” se tienen varas, espadas, ceramios, cráneos prehispánicos y se realiza en montañas en un entorno de naturaleza. Pero menciona que existen curanderos sin mesa solo con imposición de manos que practican la “limpieza con cuy”.
A la pregunta de como reconocer a un verdadero maestro del arte del curanderismo, Régulo Franco, nos sorprende manifestando que estos personajes “son señalados cogidos por un rayo, con una experiencia sobrenatural en sus vidas”. Agrega que por lo general son artes de familia, lo llevan en la sangre, son dones con los que nacen, no se hacen publicidad, pues es considerado una falta de respeto a la tradición.
Nos sugiere que existen excelentes maestros como Leoncio Carrión, curandero de la provincia de Ascope (La Libertad), y otros que practican tradiciones ancestrales con la cura del espíritu y la salud, en la que el tratamiento implica una limpia de sangre, se hace dieta luego de un ritual con San Pedro, se mira el resultado y luego se receta hierbas para la sanación.
En el complejo arqueológico El Brujo, ubicado en hora y media al norte de Trujillo, brindan una oferta mística “chamánica” en un pozo ceremonial moche de 2 mil años con escalinata espiral a 8 metros de profundidad donde se realizan baños de purificación y florecimiento.
Familiarmente estuve ligado a este tipo de rituales, ¿quién no se dio un baño de florecimiento a fin de año?, claro sin calaveras ni cruces, tampoco tomando brebajes. No obstante, conocer estos aspectos relatados por el arqueólogo Franco Jordán nos anima a pasar un ritual ancestral que de seguro será una experiencia sobrenatural, enriquecedora y espiritualmente para encontrar una realidad que pocos ven.
Dato
La Dama de Cao previo a su hallazgo, curanderos del hoy complejo arqueológico El Brujo realizaron rituales para su ubicación. Dicho complejo debe su nombre a la práctica del curanderismo.
Por: Davinton Castillo
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