Se trata de pequeños cuyas madres están en los penales. Cuando cumplen los tres años, deben ir a casa de un familiar.
En las cárceles del Perú no solo viven hombres y mujer adultos. Según la Defensoría del Pueblo, hay 185 niños junto a sus madres, que han sido condenadas o esperan una sentencia. La mayoría de ellos tiene entre uno y dos años de edad. Y cuando cumplen los tres años, deben ir a vivir con sus familiares. Y si las condiciones no son adecuadas pasan a los albergues del Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (Inabif).
Condiciones carcelarias. Por si fuera esto poco, en los centros penitenciarios no hay condiciones adecuadas para que las madres recluidas puedan realizar actividades cuyo objetivo sea la reinserción laboral. “Las mujeres en penales mixtos tienen menos acceso a programas de reinserción que los hombres. En el caso de las madres las posibilidades disminuyen”, señala la Defensoría del pueblo en un material audiovisual difundido este miércoles 07 de septiembre en YouTube.
Perspectiva de género. Ante estos problemas, la Defensoría del Pueblo pide que se incorpore en las cárceles la perspectiva de género que sirva para mejorar las acciones de tratamiento dirigida a la rehabilitación y reinserción de las mujeres privadas de libertad. César Cárdenas Lizarbe, adjunto para los Derechos Humanos y las Personas con Discapacidad, resaltó la importancia de esta propuesta al considerar que guarda relación con las medidas y acciones que el Estado debe adoptar para contribuir a reducir los índices de criminalidad en el país. “Todo sistema penitenciario debe procurar la reeducación y rehabilitación de quien comete un delito. Para ello, es vital que el sistema carcelario se concentre en hacer cumplir las sanciones, pero también esforzarse para que la persona que cometió un delito no represente un peligro una vez que obtenga su libertad”, señaló el funcionario.
Tratamiento penitenciario. La Defensoría del Pueblo señala que el tratamiento penitenciario debe incidir en las causas que generan la prisión de las mujeres, las que son distintas al de los varones, por lo cual −dice− su proceso de reinserción es más factible. “Sin embargo, el sistema penitenciario peruano no ha incorporado aún en sus procedimientos las necesidades de las mujeres, lo cual repercute negativamente en sus posibilidades de rehabilitación”, señala la Defensoría del Pueblo.
¿Reformas? “La cárcel tiene que brindarles conocimientos y potenciar sus habilidades para que, una vez en libertad, afronten sus necesidades y obligaciones con responsabilidad. En cambio, si reproduce los problemas de machismo, violencia, sumisión o desigualdad, estaremos generando que vuelvan a reincidir en el delito, con el consiguiente daño social que ello significa”, comenta Cárdenas. Actualmente, las mujeres representan el 6,3% del total de personas privadas de libertad. Además, de los 67 penales del país, 45 albergan a mujeres: 13 en forma exclusiva, y 32 de naturaleza mixta (varones y mujeres).
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