En los primeros años de 1600, Zaña fue convirtiéndose en una gran ciudad con la construcción de sus templos y de hermosas casonas de las familias españolas.
La historia nos narra que la hoy ciudad de Zaña (Lambayeque) en la época de su gran apogeo, estuvo a punto de ser la capital del naciente Virreinato del Perú, pero las aguas del río Zaña echaron por tierra esta intención y además obligó a que se produjera un éxodo masivo de las familias españolas que la habitaban.
Los lectores deben saber que Zaña está a 46 kilómetros al sureste de Chiclayo, a escasos metros del río del mismo nombre, y que las crónicas registran que aunque ya desde 1536 Pizarro había entregado las primeras encomiendas en Mocupe y Zaña al capitán don Félix Alonso Morales, la ciudad nació muchos años después.
La villa fue fundada por el capitán Baltasar Rodríguez, vecino de Trujillo, por mandato de don Diego López de Zúñiga y Velasco, conde de Nieva, cuarto virrey del Perú, el 29 de noviembre de 1563 con el nombre de Villa de Santiago de Miraflores de Zaña.
Hasta ahora se celebra en Zaña ese día una gran fiesta con motivo del aniversario de la fundación de la ciudad, la que al igual que las de Ica y Chancay, constituyó parte del cumplimiento de las instrucciones dadas al virrey por la Corona para intensificar la colonización del Perú.
En los primeros años de 1600, Zaña fue convirtiéndose en una gran ciudad. Con la construcción de sus templos y de hermosas casonas de las familias españolas se convertía en la ciudad más importante del Virreinato del Perú y se la conoció con el sobrenombre de “La Sevilla del Perú”.
El aumento de la producción de caña de azúcar conllevó a que los españoles trajeran gran cantidad de mano de obra barata desde el África, convirtiéndose Zaña en un emporio notable de esclavos.
Zaña era famosa por su opulencia y su fama cruzó fronteras, llegando a oídos de los piratas. En 1686 es saqueada por el pirata inglés E. Davis y su banda. En este estado, los pobladores deciden trasladar a sus familias y pertenencias a la ciudad de Lambayeque, quedándose solo los esclavos y capataces.
Zaña logró recomponerse, pero el 15 de marzo de 1720, las aguas del río dejaron su cauce y envistieron con gran fuerza y gigantesco oleaje sobre la ciudad arrasando todo lo que estaba a su paso. Luego de esto, el éxodo fue completo y las familias emigraron hacia Trujillo y Lambayeque.
Por: Juan Cabrejos
Lea más noticias de la región Lambayeque
Video recomendado
Comparte esta noticia