El Niño Costero afectó al 78% de peruanos, según la última encuesta del Instituto Integración. A cuatro meses del desastre, dos mujeres en Piura esperan la Reconstrucción mientras encuentran soluciones.
Hace cuatro meses, Nery y sus cinco hijos almuerzan solo atún en lata, frijoles y arroz todos los días. En el mismo tiempo, los alumnos de Maribel caminan dos horas al día sobre la arena y bajo el sol. En el Bajo Piura, el Niño Costero ha cambiado la vida a más de 20 mil familias.
Buenos Aires solía situarse a orillas del río. Era un poblado del Bajo Piura, la zona más afectada por inundaciones. Vivir cerca al río es normal para la gente. Da acceso a campos de cultivos, al agua y al transporte. El río significa calidad de vida y de trabajo.
Pero las familias deben abandonar el río cuando se desborda, más aún con la potencia del Niño Costero. Se retiraron cerro arriba, donde el agua no pueda alcanzarlos. Dejaron atrás casas destruidas y servicios inhabilitados.
Su pueblo ahora se llama Nuevo Buenos Aires. No tiene servicios básicos como agua o luz. La poca energía llega por baterías a algunas casas. El colegio queda a una hora de camino a pie. Apenas una vía está compacta para paso de vehículos, que son pocos.
Pero la infraestructura es lo que más demora en llegar. Los pobladores ya empezaron a construir sus viviendas con carrizo. Es mejor que las bolsas plásticas de las carpas de emergencia que ya se derritieron bajo el sol. Y se ingenian para distribuir el agua que llega por cisterna. De noche, las velas ayudan a los niños a estudiar y poco más.
También crearon un sistema para gestionar la comida. Nery fue elegida como presidenta del comedor popular. Controla las donaciones de alimentos: 96 latas de atún, 4 sacos de arroz y un saco de menestras cada día. Es un ejemplo de organización de una comunidad que se forma desde cero.
La calidad de vida no se alcanza solo con rehabilitar defensas para prevenir inundaciones o reparar puentes y carreteras. También es conseguir sombra o caminar menos bajo el sol. Es administrar los alimentos para que alcance a toda la comunidad. Es dar apoyo emocional a los damnificados para que no abandonen la educación o el trabajo.
Nuevo Buenos Aires se proyecta a cubrir esas necesidades mientras espera que una buena reconstrucción llegue a Piura. Un proyecto de la ONG Ayuda en Acción en asociación con Sublime emplea talleres y actividades creativas para dar apoyo psicológico a los niños.
Un impacto mayor del mismo proyecto se da con un bus que transporta a los 350 alumnos durante todo el día hacia el colegio. Esto evita que caminen hasta dos horas bajo el sol y asegura que asistan a clases. También han colocado toldos comunes a fin de crear espacios abiertos con sombra. En esta época del año, el calor desértico aún alcanza los 30°C.
La creación de este nuevo pueblo aumentó la población de la zona. Por ejemplo, la institución educativa más cercana duplicó su cantidad de alumnos. Para Maribel, directora del colegio, el principal problema es la violencia, deserción escolar y bajo nivel de aprendizaje.
“Apoyo en programas de asistencia psicológica y creación de zonas de deporte serían de gran impacto en la calidad de vida de los niños. Ellos viven en carpas de plástico y sin servicios básicos”, informa la directora.
El río que se desborda por la deforestación y que no termina en el mar
El viejo Buenos Aires se inundó por el desborde del río Piura. Las características del río permiten que esto ocurra: la alta deforestación en la parte elevada aumenta su caudal, mientras que en las zonas bajas la actividad agrícola desvía el cauce e impide que el río desemboque en el mar.
Mucho caudal acumulado y un tapón que evita el desfogue. “Este fenómeno ocurre hace muchos años. Lo crítico es que hoy no existe un mecanismo o proyecto que lo detenga”, señala Jorge Machacuay, presidente de la Comisión para la Reconstrucción de la UDEP.
Para Reynaldo Hilbck, gobernador de Piura, se debe hacer un estudio integral del río y darle un manejo adecuado. Al control del río se suma la necesidad de una planificación urbana adecuada de las ciudades por donde discurre el río. No existen sistemas de drenaje. El principal impedimento es la inversión.
Asimismo, ocurra un desastre o no, la ubicación o reubicación urbana y rural debe ocurrir hacia zonas de bajo riesgo de desastres. Las ciudades o poblados deben estar construidos con servicios públicos (luz, agua, educación y salud) sostenibles ante inundaciones por lluvias o desbordes. La visión a largo plazo es una reconstrucción integral de zonas urbanas.
Para la mayoría de peruanos, las municipalidades son responsables de que existan viviendas en zonas de riesgo, según la última encuesta de Integración. Esto representa a la inexistente planificación urbana, donde los gobiernos locales otorgan permisos para construir viviendas en cualquier zona, sin tomar en cuenta el impacto ambiental o social. De hecho, si se comparan los daños en vivienda entre el Niño de 1997-98 y el Niño Costero del 2017, el daño se duplicó.
El plan de atención al desastre del gobierno peruano, llamado la Reconstrucción con Cambios (RCC), está enfocado en recuperar la infraestructura dañada. 75% para servicios y transporte, y el resto en obras de prevención de desastre, como diques, drenes y contención.
Las propuestas de la RCC son ambiciosas. Solo en Piura se invertiría cuatro veces el promedio de obras de las región en los últimos tres años. Esto representa casi el 27% del PBI de la región.
Los principales retos del sistema que ha propuesto la Autoridad para la RCC se pueden dividir en cinco ejes:
1. ¿Quién ejecutará las obras?
La Autoridad para la RRC adjudica la ejecución a los gobiernos locales, gobiernos regionales y algunos ministerios por tipo de obra. El reto es que las autoridades tengan capacidad de operar el presupuesto que excede lo acostumbrado. De hecho, la propia Autoridad indica que la capacidad de ejecución es aceptable en un 66% a nivel municipal y un 71% a nivel regional.
Para resolverlo, el Plan Integral de Reconstrucción con Cambios (PIRCC) propone dividir entre niveles de gobierno el presupuesto de acuerdo a su capacidad. Por ejemplo, en cuanto a pistas y veredas, se asignaría 15.8% del presupuesto a municipios, 53.5% a regiones y 30.7% al gobierno central. En ello, tiene un rol protagonista el nivel regional. Además, existe un 2% del presupuesto general destinado a la capacitación de funcionarios.
2. ¿Cómo se darán las licitaciones?
La sociedad civil de Piura reclama que las obras sean realizadas por empresas locales, con intervención de especialistas piuranos que conocen la zona. Rechaza que todo se organice y ejecute desde Lima o extranjeros.
Para Juan Carlos Fahsbender, gerente de la Reconstrucción en Piura, las licitaciones contemplarán solo capacidad de operación de las empresas elegidas. Por su parte, Fredy Vargas, economista experto en prospectiva y desarrollo, indica que debe haber una fiscalización para demostrar que las empresas puedan operar.
“Hay mucho interés de que la inversión se quede en las zonas afectadas. Una forma de asegurarlo sería que las empresas locales o pequeñas realicen las obras pequeñas. Otra forma es garantizar que se de trabajo a locales”, afirma Vargas. De hecho, el PIRCC señala que se crearán 150 mil puestos de trabajo nuevos solo en el 2018.
3. ¿Alcanzará el presupuesto?
Otros países de América Latina también se han recuperado después de los desastres. Colombia sufrió en 1999 uno de los peores sismos de su historia. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calculó que los daños directos del terremoto fueron de mil millones de dólares. El gobierno intervino, a través del Fondo para la Reconstrucción y Desarrollo Social del Eje Cafetero (Forec), con un valor aproximado de 809 millones de dólares (81% de los daños).
En el caso de Chile, los costos del terremoto del 2010 llegaron a cerca de 30 mil millones de dólares, y se decidió financiar el 28% del total (8 431 millones de dólares). Además, tras el terremoto del 2016, Ecuador estimó los costos de la reconstrucción en 3 344 millones de dólares. El presupuesto asignado fue 2 410 millones de dólares (72%).
En Perú no existe un registro oficial de las pérdidas en montos. El PIRCC no está planteado en base a pérdidas expresadas en dinero. Para las consultoras privadas Macronconsult (marzo 2017) y BBVA Research (abril 2017) los daños sumaron 3 124 millones de dólares y 4 016 millones de dólares, respectivamente.
Según la RCC, la inversión alcanzará alrededor de 6 800 millones de dólares; es decir, un monto excedente que representaría el 217% o 169% de los daños si se compara con ambas mediciones privadas.
El PIRCC está expresado en cantidad de obras reconstruidas. Si se compara con el registro de daños de Indeci, lo propuesto en el plan de reconstrucción no recuperaría alrededor del 50% de los daños (ver gráfico). Lo proyectado no cubriría la cuota de las pérdidas.
Sin embargo, para Pablo de la Flor, presidente de la Autoridad para la RCC, las cifras de Indeci están infladas. “Recoge un catastro de los daños por declaración de autoridades locales y personas independientes. Nosotros hemos comparado los daños y son menos. El presupuesto designado cubriría el 100% de los daños”, asegura.
4. ¿Cómo evitar casos de corrupción?
El papel más importante de fiscalización le corresponde a la Contraloría General de la República. Sus representantes se pronunciarían quince días después de presentado el plan sobre la idoneidad de los concursos y adjudicaciones (inicios de setiembre).
Como informa de la Flor, también se difundiría de manera periódica información sobre los avances de la ejecución de las obras a través de un portal institucional. Así como la creación de veedurías ciudadanas independientes para acompañar el proceso.
5. ¿En qué invertir?
El PIRCC contempla obras de dos tipos: proyectos que rehabiliten o reemplacen la infraestructura impactada, dañada o destruida tras el Niño Costero; y proyectos de largo plazo, orientados a evitar futuros desastres.
En el primer caso, el plan incluye carreteras, pistas y veredas, sistemas de agua y alcantarillado, entre otros; mientras que en el segundo, descolmatación de ríos y quebradas y construcción de defensas ribereñas.
La RCC recuperaría el bienestar perdido del peruano afectado a partir de construcciones e infraestructura. Por ejemplo, no incluye programas de alimentación o gestión de comunidades. Además, solo a partir de esta actividad, se plantea dar puestos de trabajo. Tampoco contempla soluciones finales al desastre, como el control integral del río Piura o sistemas de drenaje; por ahora solo presupuesto para evaluar y estudiar estas opciones.
Lo que la ONG Ayuda en Acción recoge de su trabajo en Nuevo Buenos Aires es que tras un desastre se forman nuevas comunidades. Poblados que empiezan desde cero y necesitan un plan integral de servicios básicos (luz, agua y desagüe) o públicos (educación, salud y movilización). Pero lo que más se requiere es un impacto social en un plan de desarrollo y vida para las zonas.
“Ellos deben tener soluciones a largo plazo. Involucrar la participación de la gente y empoderarlos en actividades productivas, con incentivos para mejorar su calidad de vida y economía”, señala el economista Fernando Mudarra, director general de la ONG Ayuda en Acción.
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Redacción e investigación: Fabrizio Ricalde, Cristina Moreno y Suny Sime.
Ficha técnica de encuesta: Encuesta Nacional Urbana elaborada por Instituto Integración. Trabajo de campo realizado por IPSOS Perú. Muestra: 1,063 personas entrevistadas mayores de 18 años de todos los NSE residentes en las principales 16 ciudades del país. Fecha de aplicación: agosto 2017. Margen de error +/- 3%.
Agradecimientos: Pablo de la Flor, presidente de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios; Reynaldo Hilbck, gobernador regional de Piura; Juan Carlos Fahsbender, representante de la Reconstrucción con Cambios en Piura; Jorge Machacuay, presidente de la Comisión Interdisciplinar para la Reconstrucción de la Universidad de Piura; Fredy Vargas, economista experto en prospectiva y desarrollo; Hugo Garcés, decano del Colegio de Ingenieros de Piura; Fernando Mudarra, director general de la ONG Ayuda en Acción; Maribel Liviapoma, directora del colegio 20469 de Ciudad Noé en Cura Mori, Piura y Nery Inga, presidenta del comedor popular de Nuevo Buenos Aires.
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