Con mucho esfuerzo sacó adelante a sus tres hijos y ahora, a pesar de su avanzada edad, trabaja para ayudar a su hermana que se encuentra muy delicada de salud.
Muchas mujeres en el país cumplen el rol de padre y madre para sus hijos. Sumado a los quehaceres del hogar, ellas se ven obligadas a trabajar todos los días para poder subsistir y mantener a su familia.
En Lambayeque, tenemos el caso de Lidia Chávez Morante, una dama muy querida. Aunque ha pasado duros momentos a lo largo de su vida, no deja de sonreír y ser amable con su prójimo. Tiene 64 años, es de Olmos, y labora sin descanso, vendiendo kekes, marcianos de fruta, gaseosas y golosinas para subsistir.
A escasas horas del Día de la Madre, a ella la encontramos a un costado de la puerta de la institución educativa, Rosa Flores de Oliva de Chiclayo. Contó que aquí ofrece sus productos desde hace 32 años. Pese a que sufrió parálisis facial y ahora padece de múltiples dolores corporales, nada la amilana.
Tiene tres hijos y en su condición de madre soltera se vio obligada a salir a trabajar para poder ayudar con la educación, vestimenta y alimentación de sus hijos, los cuales ya tienen la mayoría de edad y han logrado salir adelante.
Sin embargo, Lidia se aferra a Dios y solo pide le otorgue fuerzas, pues con su avanzada edad, quiere seguir ofreciendo sus productos por muchos años más para comprarse "sus cositas" y ayudar a su hermana que se encuentra muy delicada de salud.
"Llegué a vender a este lugar cuando todo era monte, no habían calles pavimentadas. Me acostumbré a este lugar y a lo que hago. Gano 10 soles al día y eso me sirve para apoyar a mi hermana", dijo.
También, entre lágrimas, les envió un mensaje a las mujeres que también cumplen el rol de padre. "Sigan adelante, trabajen y luchen porque no les falte el pan a sus hijos. Nosotros no dependemos de un hombre", expresó.
Este domingo, refirió espera reunirse con sus hijos. Luego con el apoyo de ellos, preparar los kekes, gelatinas y marcianos que ofrecerá al día siguiente a los profesores, alumnos así como transeúntes, quienes la respetan y quieren por su gran humildad.
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