Damnificados de diversos anexos de Catacaos y Cura Mori pasan los días entre el inclemente sol y la solidaridad mutua.
En los márgenes de la carretera Panamericana Norte, vía Piura – Chiclayo, continúan instaladas miles de familias que se albergan en carpas y pasan sus días entre el inclemente sol, y la solidaridad mutua para alimentarse, darse ánimo y salir adelante.
A la altura del kilómetro 984, entre el caserío San Pablo, se ubican 950 familias con más de tres mil 300 personas que tuvieron que ser evacuadas de anexos como Nuevo Catacaos, Molino Azul, Pedregal Grande, Pedregal Chico, La Campiña, entre otros lugares que fueron inundados.
Allí, las familias se refugian por las noches en las carpas entregadas, sin embargo en estas no se puede estar durante el día por el sofocante calor y la temperatura asfixiante que se siente dentro de ellas; así que la mayoría ha preferido buscar árboles para ponerse bajo sombra en el día.
RPP Noticias encontró en San Pablo a un grupo de mujeres de Nuevo Catacaos, que refugiadas bajo un árbol hacía olla común volviendo a preparar sus platos típicos como arroz con alberja verde para servirlo con ceviche, y su sopa de gallina criolla para servirlos a sus familias.
Los niños juegan con columpios artesanales entre las ramas de los árboles, y también con las pequeñas mascotas que pudieron también rescatar y que hoy los acompañan. La señoras relatan que hay solidaridad entre ellas y que reciben ayuda como de los vecinos de la urbanización Veranda y aledaños, quienes les proveen de víveres, alimentos, agua y mosquiteros.
La mayoría señala que esperan pronto volver a sus zonas de origen para poder evidenciar el Estado en que han quedado sus domicilios tras la salida del río.
Como ellos, hay miles de familias que también se apostan a la altura del kilómetro 980, en las zonas de Nuevo Santa Rosa, Jesús de Nazareth, entre otra, que piden ser también auxiliados y atendidos en medio de esta situación.
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