Cerrar una universidad bamba es igual de importante que clausurar un hospital donde los médicos no curan a la gente, o un restaurant en el que te dan comida podrida.
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En el siglo pasado, o sea ahorita, hace poco más de 20 años, entrar a cualquier universidad era una Odisea. La oferta era escasa, solo existían universidades privadas sin fines de lucro y las públicas, en su mayoría, sufrían de la presencia constante de Sendero Luminoso, de las eternas huelgas y de la escasez de presupuesto. Si uno quería lograr un puesto en algún centro de estudios, peleaba el asiento con 15 o 20 chicos o más. Ser “universitario” era un honor y, en épocas de crisis, un enorme sacrificio para los padres.
La historia cambió en 1996, cuando Alberto Fujimori permitió que se crearan universidades rentables, es decir, universidades que fueran un buen negocio para sus dueños. La oferta se amplió de manera exponencial pero esta no llegó de la mano de un control de calidad. Se inauguraron universidades serias, pero proliferaron las universidades chicha, cuyos títulos valían menos que las fachadas estilo cascarón que dejaron al descubierto las investigaciones de Sunedu.
Por eso se creó la Superintendencia Nacional de Educación, para terminar con esta estafa y cerrar las universidades que no enseñan nada. Ya van 14 que han salido jaladas en la evaluación de Sunedu y han tenido que ser clausuradas. ¿Aplaudimos de pie, no? Por supuesto que sí, porque cerrar una universidad bamba es igual de importante que clausurar un hospital donde los médicos no curan a la gente, o un restaurant en el que te dan comida podrida.
Los ciudadanos lo entienden así y por eso más del 70% está de acuerdo con el trabajo de Superintendencia Nacional de Educación. Sin embargo, en el Congreso de la República ya hay varios carilargos que piden fiscalizar e investigar el macabro trabajo de Sunedu. ¿Por qué? ¿Acaso sus hijitos estudian en universidades clausuradas? ¿O temen que se esté cometiendo arbitrariedades? Bueno fuera. Lo que temen es que desaparezcan lo que han sido centros de reclutamiento político antes que casas de estudio. Temen que a las universidades partido se les acabe el semillero de donde sacar nuevos militantes o votos. Temen que se les cierre el caño que les ha financiado durante estos años varias campañas.
En el acoso al que se somete a la Sunedu, porque esta no es la primera vez que la investigan, hay demasiado amor al chancho, al chancho que guarda las monedas para las próximas campañas, digo…
La última: Hablando de chanchos, China ya perdió más de 100 millones de cerdos en el último año por culpa de la gripe porcina. Los precios se han disparado más de 50%. Para que nadie se quede sin su chicharrón, el gobierno venderán 10.000 toneladas de carne de cerdo congelada que formaba parte de sus reservas. Nuestros chanchos están fuertes y sanos. Desayunen un pan con chicharrón y alégrense la mañana.
Las cosas como son
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