Necesitamos más que nunca que la campaña electoral nos permita saber quiénes tienen una esperanza que proponer al país y quiénes entran a la política guiados por motivaciones subalternas.
La curva de contagios y de muertes causadas por la COVID-19 sigue en descenso, aunque hay algunas regiones y distritos en los que no se registran los mismos progresos que a nivel nacional. La historia real de la pandemia solo podrá ser contada cuando haya terminado. Nosotros podemos aspirar a ser considerados un país que fue afectado gravemente, pero que pese a sus insuficiencias hospitalarias y su precariedad institucional supo mantener el esfuerzo con tenacidad. Se lo debemos en gran parte al sacrificio del personal médico y de las fuerzas de seguridad, que han pagado con elevadas tasas de mortalidad la exposición directa a los infectados y a la indisciplina.
Por eso y en conmemoración del Día de la Epidemiología vale la pena destacar la contribución de los epidemiólogos, que como en todos los países del mundo, han tratado de prevenir los riesgos, orientar los cuidados clínicos y diseñar políticas públicas adaptadas a las necesidades sanitarias. La palabra epidemiología, tal como democracia, viene de una palabra griega que designa al pueblo, demos. Es una disciplina médica que no se hace cargo de los desafíos a la salud de un paciente, sino a la salud de todo un pueblo. Esperamos de los epidemiólogos que cuando hayamos superado la pandemia hagan el balance final de las cifras, que expliquen nuestros malos resultados y que saquen conclusiones que deberemos incorporar a nuestro saber colectivo.
A nivel internacional, hay algunos misterios que no han sido explicados, entre ellos los buenos resultados del continente africano, como lo explica muy bien una columna del sitio internet de RPP. Se previó que en África se produciría la peor devastación del planeta y ahora que sabemos que no fue así, pocos quieren reconocerlo.
El Tribunal Constitucional se pronunció ayer y por cuatro votos contra dos rechazó la demanda contra el Decreto Legislativo que definió los plazos de la prescripción de las deudas tributarias. Ex ministros como Alfredo Thorne y Carlos Oliva han declarado que la decisión no debe ser considerada hostil a la empresa privada y al libre mercado. Oliva recordó que el Decreto Legislativo objeto de la demanda formaba parte de una pequeña reforma tributaria, que adoptó normas contra la elusión e impuso impuestos a casinos y salones de juego. Los impuestos no son particularmente elevados en el Perú, nuestra presión tributaria figura entre las más bajas de la región. Gracias a eso nos hemos beneficiado con numerosas inversiones de capitales extranjeros. Pero es cierto que nada estimula más a contribuir con los ingresos fiscales que ver que el dinero recaudado se utiliza bien, es decir con eficiencia y sin corrupción.
Se acercan los plazos para cumplir con los requisitos para candidatear en las elecciones del 11 de abril. Quedan pocos días para que los candidatos independientes se inscriban en un partido político. Después de George Forsyth en Restauración Nacional, ayer supimos que Roque Benavides se inscribió en el APRA. El empresario minero aludió a una “deuda personal con Haya de la Torre”, pero también a su sentido de responsabilidad frente al futuro de nuestro país. Algunos dirigentes del APRA, sobre todo Jorge del Castillo, han celebrado la adhesión de un empresario que ha hecho contribuciones a la innovación en la minería, pero también como dirigente del gremio empresarial y como introductor en nuestro país del pensamiento económico del Nobel Jean Tirole, defensor de una Economía del Bien Común. Es una buena noticia que los partidos políticos puedan integrar personalidades de la sociedad civil, dispuestas a asumir las rugosidades de una campaña y aportar ideas y equipos. Necesitamos más que nunca que la campaña electoral nos permita saber quiénes tienen una esperanza que proponer al país y quiénes entran a la política guiados por motivaciones subalternas.
Las cosas como son
Comparte esta noticia