Dina Boluarte convoca a Alberto Otárola, por Fernando Carvallo [COLUMNA]

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Menos de veinticuatro horas después de la difusión de un comprometedor audio del primer ministro Alberto Otárola, la Fiscalía de la Nación ha anunciado la apertura de una investigación preliminar. La Fiscalía tendrá que establecer si en la relación de Otárola y la señorita Yaziré Pinedo hubo tráfico de influencias para favorecer una contratación en el Estado contra favores personales. La primera reacción de Otárola, desde Canadá, fue poner en duda la autenticidad del audio, pero horas más tarde afirmó: “En su momento precisaré de dónde viene esta infamia y qué oscuros intereses persigue”. Por su parte, la presidenta de la República encargó a la ministra de la Mujer que anunciara que la presidenta había pedido a Otárola que regrese de inmediato al Perú, donde se tomarán las decisiones que correspondan. Incluso el Congreso, cuya mayoría tuvo una actitud complaciente con Otárola, multiplica ahora las iniciativas para someterlo a una interpelación que podría dar lugar a su censura. Desde que se conocieron las primeras revelaciones sobre contrataciones dudosas en el ministerio de Defensa, Otárola negó que bajo su autoridad se hayan firmado contratos irregulares. El tema ha venido escalando y ahora estalla en el peor momento posible: el Perú enfrenta una crisis institucional en la que está en juego la autonomía del sistema judicial. Pero enfrentamos también un grave deterioro de la seguridad ciudadana y la degradación económica causada por la falta de confianza de los inversionistas. Al país le conviene que Otárola sea reemplazado cuanto antes por una figura que evite la polarización y promueva el consenso sobre nuestras prioridades nacionales. Entre las prioridades destaca que los funcionarios y los políticos den muestras inequívocas de respeto a la mujer y condenen sin matices toda forma de acoso y presión.

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